Ultimos 3 Libros leidos: Ortodoxia, El Hombre Eterno, Dios y el Mundo

domingo, octubre 30, 2005

Dos nuevos recursos...

Un indice con mucho material católico de todo tipo

&

Un enlace a la Sociedad Biblica Católica Internacional, con una Biblia online, e introducciones, explicaciones, etc....

viernes, octubre 28, 2005

Frase del día

El Corazón de Nuestro Divino Maestro
no conoce otra ley que la de la dulzura,
de la humildad y del amor....
Padre Pío

Confiar en Jesucristo...

Hay que pescar junto a Dios

jueves, octubre 27, 2005

Karol el hombre que se convirtio en Papa


Recien acabo de ver junto con mi novia esta pelicula acerca de este extraordinario hombre.

Si bien es obvio que el actor no capta todo el carisma de Karol Wojtyla, es una buena pelicula para conocer mas a fondo el lado humano, y las emociones de este hombre detras de los acontecimientos de su vida.

La película dura aprox. 3 horas de las cuales casi todas transcurren en la ocupación NAZI, pero he de confesar que la larga duración no se convierte en aburrimiento y siempre estas atento a los acontecimientos... aqui vemos al poeta, al amante de la vida, al hijo entregado a su padre, al amigo, al sacerdote, al ser humano empapado de las emociones y problemas mas profundos de la existencia.

Nos ayuda a entender un poco mas... que detras de esa figura del papa Juan Pablo II estaba la verdad de un hombre que vivio, sufrio, se entrego y amo.... un hombre común que el amor lo convirtio en un hombre extraordinario, en un hombre Santo, un hombre que encontro a Dios en ese amor entregado en la cruz, ese amor que entrego hasta la vida misma...
ahi es donde encontro La Verdad....
esa verdad que lo hizo que sus primeras palabras en su primera misa fueran..

No tengáis miedo de acoger a Jesucristo y aceptar su poder... No tengáis miedo. Abrid el corazón a Jesús, abridlo de par en par... No tengáis miedo. Jesucristo sabe ‘lo que hay dentro del hombre’. Sólo Él lo sabe”.



PODCAST

Yo soy de los que me quejo de que nosotros la iglesia no hacemos lo suficiente para evangelizar, ni usamos los medios tecnologicos para ello. Bueno comiendome mis propias palabras estoy bajando los nuevos PODCAST de Catholic.net y me parecen muy enriquecedores.

Un PODCAST no es mas que un archivo de audio MP3, la diferencia es que estos contienen platicas con temás de interes para la sociedad en general y mas especificamente para los catolicos.

Por lo pronto me he escuchado unas platicas prematrimoniales y de noviazgo y familia, muy buenas con un Sacerdote, al cual entrevistaron por la radio. Lo recomiendo ampliamente.

Se requiere el programa iTunes de apple, si quieren saber como bajarlo vayan aquí.

Si ya tienen el iTunes pueden comenzar a bajar automaticamente las platicas de esta página.

Propagen estos buenísimos contenidos.

Carlos Bartolomé Santos

miércoles, octubre 26, 2005

Error

Acabo de actualizar mi enlace a la Teología del Cuerpo de Juan Pablo II.

Al parecer tenia mal el link, lo cual mandaba a un resumen hecho por Christopher West sobre los mismos documentos de la Teología, ahora además de tener aqui el resumen de West, ya proporcione el enlace al documento completo de JP II Teología del Cuerpo

Mas de 100+ Entradas

No me habia percatado pero llevo mas de 100 entradas, desde el 8 de Agosto.

Quisiera conmemorar con una oración...

Gracias Señora Santa María.
Gracias por tus muchas bondades
y por tus maternales cuidados.

Ayúdame para que mi gratitud
se convierta en respuesta efectiva
de solícito amor
y de cumplimiento de tu palabra:
<<Haced lo que Él os diga>>.
Amén

Reflexiones

“El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la jerarquía de las verdades de fe” (CIC, 234).

Esforzarnos en profundizar en este misterio. Con este fin podemos recitar y meditar el Símbolo Quicumque, que expresa sintéticamente el contenido de esta verdad de fe. Dios nos ha revelado este misterio porque no ha querido que fuésemos extranjeros y huéspedes, sino familiares de Dios.

Pero incluso después de la revelación, el misterio de la Trinidad de Personas en la Unidad divina permanece inaccesible a nuestro entendimiento. Podemos decirle: Señor no sé nada, no entiendo nada, ¡qué grande eres que no te puedo entender!, pero creo en ti. Después de ver la película La Pasión, lo lógico es pensar: “No sé nada”. Si somos y nos sabemos niños necesitados delante de Dios, seremos grandes ante sus ojos.

San Agustín dice: decimos que hay 3 personas, y decimos “persona” para no quedarnos callados. . La Santísima Trinidad inhabita por la gracia en el alma del cristiano, que de este modo tiene la posibilidad de establecer un hilo directo con Dios. Tratarla, buscándola en el centro del alma.

Santo Tomás de Aquino escribe: “Es mejor andar por el camino, aunque sea cojeando, que caminar rápidamente fuera de camino. Porque el que va cojeando por el camino, aunque adelante poco,, se va acercando al término; pero el que anda fuera del camino, cuanto más corre, tanto más se va alejando del término. Si buscas a dónde has de ir, adhiérete a Cristo, porque Él es la verdad a la que deseamos llegar”

El Señor le dice en otra moción interior: Escóndeme en tu corazón, como si quisieras librarme de heridas y de injurias, porque las recibo, especialmente en el sacramento de la eucaristía (124).

Nuestra única grandeza es el amor que llevamos dentro.

Gabriela Bossis, dramaturga de profesión: Muchos hombres se forman una idea triste de Dios, una pobre ideas de Jesucristo. Por eso les falta el entusiasmo de vivir…

Sólo Yo puedo saciar vuestro corazón. ¿A dónde podrías ir en busca de la felicidad fuera de mí? Yo te he amado desde toda la eternidad, y esto tú no lo puedes comprender. ¡Desde toda la eternidad! Cree y agradece. Y luego, ábrete a Mí, como una flor que se abre al sol y se despliega por él. Ábrete por Mí e irrádiame. Tu alma tendrá mil rostros y se volverá con la misma unción a Dios y a tus prójimos…Por lo que toca a ti, unifica por adelantado nuestras dos muertes: la Mía y la tuya; Yo morí por ti, muere tú por Mí (207).

Y continúa Gabriela: Dime que en este momento presente me ofreces toda tu capacidad de creer, de esperar y de amar. Tú te sientes muy pequeña y muy sola, así se sintió Noé. Y sin embargo por su medio salvó Dios al género humano. El fue como un alma pequeña y perdida entre los pueblos del mundo, pero unida a Dios en la plenitud de su buena voluntad... Nunca pienses que estoy lejos de ti porque ya estoy en tu centro con el divino Espíritu. Tú eres nada; pues bien, esa nada es mía. Húndete en mi amor sin fondo. No te hablo a causa de tus méritos, sino por un movimiento de mi misericordia. Si tú dudas de mis palabras o si te asombras de que Yo te hable, es porque piensas tener tú misma algo que ver en ello. Eres tan poco digna, que precisamente por ello te hablo, así lo quiere mi misericordia.

338 La santidad no es una suma. Un solo acto en el momento de la muerte puede hacer a un santo, en el abandono y la confianza absoluta. ¡Esta confianza me honra tanto! Yo soy como Sansón, pierdo mi fuerza de juez cuando un alma me expresa la fidelidad de su amor. No porque ese amor sea un gran amor, sino porque es el más grande que ella me puede ofrecer. Entonces me toca en lo más vivo y Yo me inclino a hacer su voluntad, una voluntad que Yo adopto como mía.

367 Cuando tú te derrumbas yo recojo los fragmentos y vuelvo con ellos a hacer un templo nuevo más hermoso que el otro, porque tú te habrás humillado. Piensa en esto para que llegues a amar la humillación. Yo, que soy Dios la viví durante todo mi tiempo en la tierra (GB).

martes, octubre 25, 2005

Nuevo Enlace


Este nuevo enlace lo descubri gracias al Blog de Mar Adentro, esta muy interesante ya que contiene herramientas y libros electronicos católicos.

Por lo pronto yo me baje 2 buenas traducciones de la biblia y un libro de oraciones a nuestra Madre...

lunes, octubre 24, 2005

El presente y el futuro...

Hoy que cargo con los años viejos, que mis manos empiezan a
temblar, y la memoria a fallar. Hoy que mi cuerpo necesita más
abrigo para conservar el calor, y las comisuras de mi boca la están
convirtiendo en una triste mueca; he vuelto la vista hacia atrás.

En mis años jóvenes, jamás pensé en este presente. Tenía toda la
vida por delante y la gasté a manos llenas, sin escatimar tiempo,
ni esfuerzo, menos juventud. Los años maduros estaban tan lejos,
como la noche al amanecer.

Cometí errores, en mi crecimiento lastimé a quienes me amaban,
confundí muchas veces el sexo con el amor, la autosuficiencia con
la pedantería, la crueldad verbal, por decir según yo, las cosas
por su nombre........>>>

domingo, octubre 23, 2005

Petición

Si tuviste el tiempo y la amabilidad de leer al menos unos 7 min el material de mi página o entraste a algún enlace de otros Blogs, páginas o herramientas y te inspiro a un que sea un minimo a moverte un poco mas hacia Dios, el amor y el projimo, tengo una petición que hacer..:

te pido que fomentes este tipo de sitios, este tipo de información, a tus amigos, novio(a), esposo(a), hijos, compañeros de trabajo.... el mundo esta necesitado de un ideal superior, el mundo en medio de todo el ajetreo de información vacia, inutil, insulsa, mediocre, estúpida, requiere y merece información mas humana, real, apegada a la verdad, luminosa, retadora, ... en pocas palabras necesita responder las únicas dos preguntas que importan en la vida ¿quien soy y que hago aqui?... la respuesta esta en Dios... y se contesta con Jesucristo a nuestro lado, caminado hacia los demás.... propaga tu Fe, y si aun no tienes Fe, propaga la sabiduría, la filosofía, salvemos al hombre de la desgracia de los pensamientos egoístas y mediocres...

Evangelizar no es solo hablar de Jesús.. evangelizar es levantar al hermano caido y mostrarle que Dios lo ama y espera mucho, muchisimas cosas mas de el.... y si no fuera importante este mensaje ¿por que la industria de libros de autoayuda venden millones de libros? La gente no requiere que se le diga "tu puedes solo!!" la gente requiere actuar como hijos de Dios, como humanos, con dignidad, respeto, pero un respeto de amor.. no un respeto de estupida tolerancia donde todo es permitido... se necesita una libertad donde la voluntad se mueva por el fin ultimo y magnánimo del amor entregado hasta el final... el mundo requiere oir acerca de DIOS...

Asi que a través de Email, conversaciones, como quieran propagen,,,, difundan,, no tengan miedo... ¿de que tienen verguenza? si esto es lo mas grande, glorioso y poderoso del mundo entero.... el hecho de saber que todo tiene como fin y principio a Dios el cual habla, se comunica y ama al hombre.. mayor dignidad no puede haber..

Carlos Bartolomé Santos...

Conversíon de un artista a Jesucristo

Navegando me encontre con este interesante sitio de un artista de Broadway que despuès de una vida pecadora se convierte al catolicismo. Contiene muy buena apologética acerca de Jesús y nuestra amada Madre María.

Mi nueva entrada en Herramientas

En este excelente sitio encontramos el evangelio contado desde la prespectiva de Jesús, tambien encontramos un programa de Excel con macros que nos ayuda a encontrar "concordancias" entre los 4 evangelios, (buena herramienta de exegésis).

Además cuenta con muchas imagenes para descargar y buenos articulos que nos ayudana ver la Fe desde el punto de vista de un Ingeniero técnico

viernes, octubre 21, 2005

Una Recordada a la Pasión de Cristo

El Video esta aquí

Muy intenso...

jueves, octubre 20, 2005

¿EXISTIÓ JESUCRISTO? ¿ES DIOS?

&

El credo mas hermoso

El Credo más hermoso
es el que florece en tus labios en los momentos más negros,
más sacrificados, más dolorosos,
en los que continua animándote una infalible
voluntad de superación.
Es el Credo que, cual relámpago,
disipa las tinieblas de tu alma,
el que en lo más recio de la tempestad,
te eleva y conduce a Dios.


Padre Pío

miércoles, octubre 19, 2005

La historia del Rosario

En la antigüedad, los romanos y los griegos solían coronar con rosas a las estatuas que representaban a sus dioses como símbolo del ofrecimiento de sus corazones. La palabra “rosario” significa "corona de rosas".

Siguiendo esta tradición, las mujeres cristianas que eran llevadas al martirio por los romanos, marchaban por el Coliseo vestidas con sus ropas más vistosas y con sus cabezas adornadas de coronas de rosas, como símbolo de alegría y de la entrega de sus corazones al ir al encuentro de Dios. Por la noche, los cristianos recogían sus coronas y por cada rosa, recitaban una oración o un salmo por el eterno descanso del alma de las mártires... continúa aquí

martes, octubre 18, 2005

La Mortificación como entrega...

Dios quiere nuestro amor y no estará satisfecho con ninguna otra cosa. Lo que nosotros hagamos no tiene valor fundamental para Dios, porque El puede hacer Io mismo con un solo pensamiento; o con gran facilidad puede crear otros seres que hagan Io mismo que nosotros hacemos. Pero el amor de nuestros corazones es algo único que ningún otro puede darle. Él podría hacer otros corazones que le amasen, pero una vez que nos ha dado la libertad, el amor de nuestro corazón particular es algo que sólo nosotros podemos darle" (E. Boylan, El amor supremo I, Madrid, Rialp 1957, pág. 121).

Dios, como se ve, se empeña en querernos y es su deseo que le correspondamos en la medida de nuestras fuerzas.

Por eso cuando nos manifiesta su divina voluntad, lo primero que nos dice, lo primero que nos enseña es: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón (Lev 19,18).

El amor a Jesucristo no es una cuestión de sentimientos. Quiere decirse con esto que para participar en su Pasión no basta tener un corazón sensible que se conmueva al meditar los sufrimientos que padeció por nosotros. Si Dios nos ha concedido la gracia de emocionarnos al considerar tanta generosidad por su parte, debemos agradecerlo, pero no deberíamos caer en el error de considerar que con esa compasión o con esas lágrimas ya hemos hecho bastante y estamos participando verdaderamente en su cruz. «Amor con amor se paga ». Pero la certeza del cariño la da el sacrificio. De modo que ¡ánimo niégate y toma su cruz. Entonces estarás seguro de devolverle amor por Amor (J. Escrivá de Balaguer, Vía Crucis, Madrid, Rialp 1981, V Estación, punto l).

Es cuestión de empezar y de seguir, que aunque se trate de cosas pequeñas, su valor estará en hacerlas con amor. Hacedlo todo por Amor. --Así no hay cosas pequeñas: todo es grande.-- La perseverancia en las cosas pequeñas, por Amor, es heroísmo (Ibídem, N.º 813). Mucho amor de Dios supone la aceptación incondicional de esas dificultades en las que de alguna manera se manifiesta la divina Voluntad. Recordemos que la prueba de ese amor está en la alegría, en esa alegría que cuando falta hace que se pierda parte del mérito que tienen las buenas obras. Es el mismo Jesús quien nos lo dice: Cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu cara, para que los hombres no conozcan que ayunas, sino únicamente tu Padre que está presente a todo (Mt 6, 9).

Si de verdad queremos participar de la Pasión de Cristo, que se dio a sí mismo en rescate por todos (1 Tim 2,6), hemos de estar dispuestos a aceptar la mortificación y a sobrellevar con perseverancia esas pequeñas o grandes cosas que nos hacen sufrir, con el pensamiento puesto en Jesús que padeció por nosotros, dándonos ejemplo pava que sigamos sus pisadas (1 Pet 2, 21).

El resto...

domingo, octubre 16, 2005

Martir Méxicano de 14 años...

Adolescente de 14 años da su vida por Cristo y la Iglesia. Nacido el 28 de marzo de 1913 en Sahuayo (Michoacán, México). Lo asesinaron durante la guerra cristera, en su ciudad natal, el 10 de febrero de 1928 «por odio a la fe». Se mantuvo fiel a Cristo y a su Iglesia....


Ver la breve historia

Gracias Pepe Sanches... †

Mis Enlaces...

El Teólogo responde es mi mas reciente entrada en el area de enlaces (herramientas) una de las mejores páginas de apologética q conosco, esta muy interesante para conocer a fondo todo lo relacionado con la fe, además se tiene la oportunidad de hacer preguntas que posteriormente seran contestadas.

Venimos a aprender, no hay peor tonto que el que no pregunta... ;)

jueves, octubre 13, 2005

Los Verdaderos Hijos *Adopción

Leyendo un poco mi mismo mensaje
http://foros.catholic.net/viewtopic.php?p=3686#3686
acerca del hijo de Dios me percate de algo que he venido pensando.


Un hijo no es aquel que ha sido engendrado biologicamente por un padre... esa es una simple filiación genetica.

Al igual que Jesucristo fuera el "hijo de Dios" debido a las promesas que Dios sostenia sobre El, primogenito de la creacion, asi un hijo es el primogenito de las ilusiones y el plan amoroso de los padres.

Una pareja cuando tiene relaciones intimas y engendra a un hijo, hace equipo con Dios para crear una criatura. Ellos le "prestan" a Dios su material genetico y Dios se encarga de darle alma y configurar la vida interna del niño. Una vez dentro del vientre de la madre si este es producto del "amor" comienza a "sentir" ese amor y a llenarse esa alma del mismo.... y asi pasa la historia del niño.. este se convierte en el primogenito, en el heredero de las promesas de los padres ... la promesa de siempre hacer fecundo su amor... de extravertirlo, el niño es el primogenito de las ilusiones de los padres, que desean ver el proyecto que Dios les encomendo, destinado a ser fecundos (no solo biológicamente) si no también en entrega a otro ser que nos encarga a nuestro cuidado.

Pero todo esto no es un sistema rigido de verdades. Esta misma verdad se extiende mucho mas alla.... hay veces que por cualquier motivo los padres no pueden "prestar" su ADN a Dios para la procreación ¿entonces? acaso son ¿infecundos?... si fueramos animales tal vez, pero somos hijos de Dios, hombres... hijos adoptivos engendrados en el AMOR entregado de Jesucristo.

Tal vez no pueda prestarle eso a Dios, pero si mi vida entera.... y entregarlo a un niño que sera nuestro primogenito en promesas, ilusiones, amor y entrega.... ese niño sera tan nuestro hijo como si hubiera salido de las entrañas de la madre por que al final, los dos son de Dios... no de los padres.......

Al final son de Dios... y solo no los encarga por un momento, solo nos encarga su amor y educación y entrega por un momento.

Muchas Madres se sienten fracasadas por que no pueden tener hijos, y piensan que llevarlos en el vientre es muy importante.... cosa que puedo estar de acuerdo, pero el vientre no es lo que hace a una madre, madre de verdad.... Si bien ahi el niño comienza a experimentar el amor de la familia, la verdad es que el niño NACE cuando la pareja se ama realmente. El niño nace en el momento en que esta en la mente de los padres el entregar ese amor tan grande a una criatura.... el corazón es el verdadero vientre fecundo de la maternidad y la paternidad, ahi reside la verdadera familia..... salga el niño de las entrañas o de un centro de adopción no tiene importancia para Dios, a Dios le importa que entreges tu vida... al final es un recordatorio de Dios: "esos hijos no son tuyos, sean de tus entrañas o de otro lado de la tierra, estan a tu cuidad por el amor fecundo con que los amas.. pero al final se dirigiran hacia mi".....

Los Padres comienzan a serlo cuando siendo ellos tan felices y agradecidos de la Vida, cuando agradecen a Dios la oportunidad que les dio de amar.... eso es tan grande en su corazón que desean compartirlo, entregarlo, desean entregar esa felicidad y ese agradecimiento a travez de una criatura... una criatura q quieren sea libre de amar y llegar Dios.

Esa es la verdadera fecundidad.

Carlos Bartolomé Santos

miércoles, octubre 12, 2005

Descendio a los Infiernos...

La puerta de la muerte está abierta, desde que en la muerte mora la vida, el amor...

Hasta que sean un reflejo uno del otro....


El Albatros es una de las aves con envergadura de alas mas grande del mundo. Existen especies de esta como los Errantes que pueden dar la vuelta al mundo planeando con sus grandes alas en busca de alimento por todos los oceanos de la tierra. Lo interesante es cuando quieren aparearse o formar una familia. Los Albatros regresan a un lugar común donde todos -machos y hembras- se juntan para escoger a su pareja.

Todo comienza con un baile gracioso, mueven las alas, levantan el pico en forma elegante, hacen ruidos, aletean.. todos con todos..., después de algunos intentos y dias, las parejas se comienzan a formar.. aquellas parejas que lograron acoplarse mas en su baile amoroso se separan del grupo y comienzan a practicar... a comunicarse.. a sincronizarse, a perfeccionar la comunicación... (el noviazgo ;)

Una vez que han logrado practicar lo suficiente, forman un lenguaje unico de comunicación.. su sincronia, su manera de bailar unica entre las otras parejas los hara reconocerse y formar un vinculo que dura toda la vida.

Se retiran a un lugar para hacer el nido y poner un solo huevo... los dos se encargan de la cria y alimentacion hasta que la cria tenga el poder para volar y deje el ahogar.... el siguiente año el macho volvera al nido lo arreglara, le ofrecera un bouquet de hierbas y comienzan su baile único.. su lenguaje.

Otra especie de Albatros, la manto claro además de aquello, hacen vuelos sincronizados... al principio el vuelo esta lejos de ser grácil, y es mas un baile por separado con ciertos parecidos..

La pareja sigue practicando, mientras consigue un vuelo mas logrado, mas unido...

Despues de mucho volar la sincronización es casi perfecta... lo que uno hace el otro también lo logra con exactitud excelsa, es un "completar las frases del otro" ... un "pensar lo mismo al mismo tiempo" "decir lo mismo al mismo instante"... estos albatros seguiran de por vida perfeccionando su vuelo, su baile juntos, hasta que sean un reflejo uno del otro.... hasta que uno y el otro sean un mismo vuelo, aun en dos cuerpos.. seran uno solo, una misma voluntad, un mismo sentir, un mismo lenjuage, un baile perfecto hasta la eternidad....


*Dejo las interpretaciónes teológicas y humanas para cada uno

Carlos Bartolomé Santos

lunes, octubre 10, 2005

La Belleza de la Mujer


Hay una linea muy delicada entre la sensualidad y la vulgaridad, desgraciadamente a las mujeres de hoy no les enseñan esa lección.

En una sociedad cada vez mas "erotizada" se ha hecho creer a las mujeres que requieren de mostrarnos un pedazo de piel a los hombres, para que las queramos, respetemos y deseemos. Ahora una mujer "vale" por lo que enseña, por lo popular o apetecible que sea ante los ojos lujuriosos de la sociedad.

Creen que la única o una de las mejores formas de inspirar amor es a traves de la minifalda, gran contradicción si tomamos en cuenta que el amor nace de la admiración, del encanto, del descubrir algo único en la otra persona, no en descubrir como se ve con escote....

Y no estoy en contra de la sensualidad al contrario, pero es que hoy en dia se ha cambiado la sensualidad (lo sexy) en vil pornografia.

Se ha perdido esa sencilles femenina, esa vanidad ligera, ese encanto encantador, esa sensualidad que no inspiraba mas que suspiros.. piropos ligeros.. ilusiones..

...ahora el vestir de la mayoria de las chavitas parecieran querer inspirar fantasias sexuales, desatar pasiones animales, hacerlas por lo tanto, objetos de satisfacción...

Se ha perdido ese asombro ante la bella mirada de una mujer timida o interesante, inteligente o tierna, hermosa, una sonrisa única, una risa contagiosa, un sentido del humor alegre, una pasión entregada, ahora la mirada es lo de menos... todo eso ya no importa, todo se centra en la epidermis, en lo que pueda verle, en lo que antes era la "intimidad" de la mujer, ahora es de dominio publico para la gratificación personal de la lujuria de los "demás"...

Como se ha perdido ese encanto, esa sensualidad que cautiva la mirada con lo que enseña y a la vez ese misterio que despertaba aquello que no se mostraba... esos vestidos que permitian a nosotros pobres hombres mirar de lejos la hermosa figura y suspirar de deseo amoroso, para luego al acercarnos ver opacado todo el cielo y las estrellas en el rostro de aquella, que reflejaba en sus ojos y en su sonrisa, en su pelo su aroma y su aliento.. todo aquello que soñamos, esa inspiración que decendia como trueno del cielo.... y ahi entre la sensualidad y el encanto.. la belleza de la mujer se tatuaba por siempre en la retina del que sin importar el paso del tiempo, amaria a aquella que alguna vez cautivo su mirada y lo seguira haciendo.. aun despues de 50 años de aquel encuentro....

Carlos Bartolomé Santos *gracias a Alejandra por enseñarme lo que es la belleza en una mujer

Frases sueltas...

Nosotros hemos creido en el amor...


"El amor no tiene cura, pero es
la única medicina para todos los males"


--Leonard Cohen

"El amor más fuerte y más puro
no es el que sube desde la impresión,
sino el que desciende desde
la admiración"


--Santa Catalina de Siena

"El amor es como el fuego,
que si no se comunica se apaga."


--Giovanni Papini

"El amor sin admiración sólo es amistad"

--George Sand

"La medida del amor
es amar sin medida"


--San Agustín

"Amor no es mirarse el uno al otro,
sino mirar los dos en la misma dirección."


--Antoine de Saint Exupéry

El amor y la amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas.

--Aristoteles

Nada es pequeño en el amor. Aquellos que esperan las grandes ocasiones para probar su ternura no saben amar.

--Laure Conan

Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única.

--Jorge Luis Borges

El Amor es el significado ultimado de todo lo que nos rodea. No es un simple sentimiento, es la verdad, es la alegría que está en el origen de toda creación.

--Rabindranath Tagore

Cada criatura, al nacer, nos trae el mensaje de que Dios todavía no pierde la esperanza en los hombres.

--Rabindranath Tagore

Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando.

--Rabindranath Tagore


El verdadero amor supone siempre la renuncia a la propia comodidad personal.

--Leon Tolstoi


El hombre en su esencia no debe ser esclavo, ni de si mismo ni de los otros, sino un amante. Su único fin está en el amor.

--Rabindranath Tagore

Dormía..., dormía y soñaba que la vida no era más que alegría. Me desperté y vi que la vida no era más que servir... y el servir era alegría.

--Rabindranath Tagore

Déjame sólo un poco de mí mismo para que pueda llamarte mi todo.


--Rabindranath Tagore


La única fuerza y la única verdad que hay en esta vida es el amor. El patriotismo no es más que amor, la amistad no es más que amor.

--José Martí

El amor es lo único que crece cuando se reparte.

--Antoine de Saint-Exupery

Cuando el amor es feliz lleva al alma a la dulzura y a la bondad.

--Victor Hugo

El amor, tal como se practica hoy en la sociedad, no es más que un intercambio de dos fantasías y el contacto de dos epidermis.

--Chamfort

El amor es una fuente inagotable de reflexiones: profundas como la eternidad, altas como el cielo y grandiosas como el universo.

--Alfred Victor de Vigny

La perfección del amor es morir por amor.

--Denis de Rougemont

El que no ama ya esta muerto.

--Arthur Schopenhauer

No ser nada y no amar nada, es lo mismo.

--Ludwig Feuerbach

El día que tú no ardas de amor, muchos morirán de frío.

--François Mauriac

No hay hombre tan cobarde a quien el amor no haga valiente y transforme en héroe.

--Platón

Todo lo que sabemos del amor es que el amor es todo lo que hay.
--Emily Dickinson

Llegará el día en que después de aprovechar el espacio, los vientos, las mareas y la gravedad; aprovecharemos para Dios las energías del amor. Y ese día por segunda vez en la historia del mundo, habremos descubierto el fuego.

--Pierre Teilhard de Chardin


Sólo se ve bien con el corazón; lo esencial es invisible para los ojos.

--Antoine de Saint-Exupery

Si al franquear una montaña en la dirección de una estrella, el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada, se arriesga a olvidar cual es la estrella que lo guía.

--Antoine de Saint-Exupery

Lo que embellece al desierto es que en alguna parte esconde un pozo de agua.

--Antoine de Saint-Exupery

Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor.

--Antoine de Saint-Exupery

Conoces lo que tu vocación pesa en ti. Y si la traicionas, es a ti a quien desfiguras; pero sabes que tu verdad se hará lentamente, porque es nacimiento de árbol y no hallazgo de una fórmula.

--Antoine de Saint-Exupery

viernes, octubre 07, 2005

El Amor

Amor

El amor no es melancolia,
por que la melancolia es debilidad y el amor no es debil.

El amor no es depresivo,
por que la depresion es tristeza,
y el amor es alegria.

El amor no es sombrio,
por que lo sombrio opaca el alma
y el amor es luz.

El amor a Dios, que es la fuerza mas potente del alma, la unica verdad,

el amor a tu familia, a tu sangre, que es fuerza de orgullo,

el amor a lo que Dios quiere de ti, que te da la fuerza de tener Fe en que Dios confía en ti.,

el amor a la mujer de tu vida, que es la fuerza de saber que existe alguien con quien compartir la vida, alguien a quien entregarte,

el amor a la verdad, que es la fuerza del alma que busca su lugar,

el amor a la justicia, que es la fuerza que nos da la virtud,

el amor a la humildad, que es la fuerza que nos hace uno con el todo,

el amor a la vida, que es fuerza que nos hace hombres,

el amor a nuestros sueños, que es la fuerza que los hace realidad.



Aquel que encierra el significado del amor,

en una simple cancion, en una simple interaccion humana,

en un sentimiento de puro sufrimiento, en una interminable espera por lo ideal,

aquel que cree que el odio es fuerza, y el amor es debilidad

aquel que lo encierra para una sola persona en el mundo..

aquel no sabe amar, no sabe lo que es el amor, aquel muere dia a dia,

aquel se olvida quien es el, y que el amor es pasion, es fuerza, es luz, es verdad, es universal, es el destino de todo aquel que busca su lugar... es la unica libertad.

Carlos Bartolomé Santos

jueves, octubre 06, 2005

La muela del Juicio

Hoy me sacaron la muela de juicio.. y después de pensarlo por mucho tiempo, me doy cuenta que los dentistas no tienen sentimientos... propongo una campaña para que a cada odontólogo que se quiera titular le extraigan al menos 2 muelas, antes de poder ejercer......

martes, octubre 04, 2005

San Francisco de Asís (4 octubre)

Hoy se celebra el día de San Francisco de Asís, un santo muy querido por mi.

Aquí dejare algunos escritos que ayudaran a aquellos que no saben mucho de la vida del santo, a conocerlo... y a aquellos que sabían de el, a conocerlo más... todo esto para que tal vez ayudados del ejemplo de su amor y humildad, nos movamos hacia el amor de Jesucristo y podamos en nuestra pequeñez encontrar esa fuerza que este Santo encontro no en sí mismo, si no en la pobreza y oración.. en la comunicacíon y relación con Dios... y si bien nuestra vocación impide ejercer la pobreza material.... no es menos santo el que podamos usar la humildad en el desapego de las cosas pasajeras, la pobreza de espíritu, la humildad de corazón, y la cruz de cada día, sea trabajo, casa, cuidado de hijos... por que todas las vocaciones estan consagradas a Dios y deben de terminar en Santidad... seas religioso, laico, sacerdote o esposo (a)... la humildad, la pobreza, el desapego y el amor, la vida crucificada en entrega a los demás es para todos... y todos debemos de llegar a la santidad...

Felicidades a los Franciscos!!!

Y pido a Dios, a nuestro Señor Jesucristo que por intercesión de San Francisco de Asís, tan querido tanto por El como por mi, me conceda la humildad y amor necesario para llevar adelante mi vocación de tener, educar y cuidar una familia junto a mi futura esposa, como mi abuelo Bartolomé... y en todo ello siempre cumpla la voluntad divina, en entrega perpetua por aquellos que amo... Dios, mis padres, mi hermana, Alejandra y los hijos que sean su voluntad. Amén!...

Alabanzas del Dios Altísimo

Tú eres santo, Señor Dios único, que haces maravillas.

Tú eres fuerte, tú eres grande, tú eres altísimo, tú eres rey omnipotente, tú, Padre santo, rey del cielo y de la tierra.

Tú eres trino y uno, Señor Dios de dioses, tú eres el bien, todo el bien, el sumo bien, Señor Dios vivo y verdadero.

Tú eres amor, caridad; tú eres sabiduría, tú eres humildad, tú eres paciencia, tú eres belleza, tú eres mansedumbre, tú eres seguridad, tú eres quietud, tú eres gozo, tú eres nuestra esperanza y alegría, tú eres justicia, tú eres templanza, tú eres toda nuestra riqueza a satisfacción.

Tú eres belleza, tú eres mansedumbre; tú eres protector, tú eres custodio y defensor nuestro; tú eres fortaleza, tú eres refrigerio.

Tú eres esperanza nuestra, tú eres fe nuestra, tú eres caridad nuestra, tú eres toda dulzura nuestra, tú eres vida eterna nuestra: Grande y admirable Señor, Dios omnipotente, misericordioso Salvador.

San Francisco de Asís

Carta a los Fieles

CARTA A LOS FIELES II
(Segunda redacción)

En el nombre del Señor, Padre e Hijo y Espíritu Santo. Amén.

A todos los cristianos religiosos, clérigos y laicos, hombres y mujeres, a todos los que habitan en el mundo entero, el hermano Francisco, su siervo y súbdito: obsequio con reverencia, paz verdadera del cielo y sincera caridad en el Señor.

Puesto que soy siervo de todos, estoy obligado a serviros a todos y a administraros las odoríferas palabras de mi Señor. Por eso, considerando en mi espíritu que no puedo visitaros a cada uno personalmente a causa de la enfermedad y debilidad de mi cuerpo, me he propuesto anunciaros, por medio de las presentes letras y de mensajeros, las palabras de nuestro Señor Jesucristo, que es la Palabra del Padre, y las palabras del Espíritu Santo, que son espíritu y vida.

La Palabra del Padre encarnada: el Señor Jesucristo

El altísimo Padre anunció desde el cielo, por medio de su santo ángel Gabriel, esta Palabra del Padre, tan digna, tan santa y gloriosa, en el seno de la santa y gloriosa Virgen María, de cuyo seno recibió la verdadera carne de nuestra humanidad y fragilidad. Él, siendo rico, quiso sobre todas las cosas elegir, con la beatísima Virgen, su Madre, la pobreza en el mundo. Y cerca de la pasión, celebró la Pascua con sus discípulos y, tomando el pan, dio las gracias y lo bendijo y lo partió diciendo: Tomad y comed, éste es mi cuerpo. Y tomando el cáliz dijo: Ésta es mi sangre del Nuevo Testamento, que será derramada por vosotros y por muchos para remisión de los pecados (Mt 26,26-27). Después oró al Padre diciendo: Padre, si es posible, que pase de mí este cáliz (Mt 26,39). Y se hizo su sudor como gotas de sangre que caían en tierra (Lc 22,44). Puso, sin embargo, su voluntad en la voluntad del Padre, diciendo: Padre, hágase tu voluntad; no como yo quiero, sino como quieras tú (Mt 26,42 y 39). Y la voluntad del Padre fue que su Hijo bendito y glorioso, que él nos dio y que nació por nosotros, se ofreciera a sí mismo por su propia sangre como sacrificio y hostia en el ara de la cruz; no por sí mismo, por quien fueron hechas todas las cosas, sino por nuestros pecados, dejándonos ejemplo, para que sigamos sus huellas. Y quiere que todos nos salvemos por él y que lo recibamos con nuestro corazón puro y nuestro cuerpo casto. Pero son pocos los que quieren recibirlo y ser salvos por él, aunque su yugo sea suave y su carga ligera.

Práctica de la vida cristiana

Los que no quieren gustar cuán suave sea el Señor y aman las tinieblas más que la luz, no queriendo cumplir los mandamientos de Dios, son malditos; de ellos se dice por el profeta: Malditos los que se apartan de tus mandatos (Sal 118,21). Pero, ¡oh cuán bienaventurados y benditos son aquellos que aman a Dios y hacen como dice el mismo Señor en el Evangelio: Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón y con toda la mente, y a tu prójimo como a ti mismo (Mt 22,37.39)!

Por consiguiente, amemos a Dios y adorémoslo con corazón puro y mente pura, porque él mismo, buscando esto sobre todas las cosas, dijo: Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad. Pues todos los que lo adoran, lo deben adorar en el Espíritu de la verdad (cf. Jn 4,23-24). Y digámosle alabanzas y oraciones día y noche diciendo: Padre nuestro, que estás en el cielo, porque es preciso que oremos siempre y que no desfallezcamos.

Ciertamente debemos confesar al sacerdote todos nuestros pecados; y recibamos de él el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo. Quien no come su carne y no bebe su sangre, no puede entrar en el reino de Dios. Sin embargo, que coma y beba dignamente, porque quien lo recibe indignamente, come y bebe su propia condenación, no distinguiendo el cuerpo del Señor, esto es, que no lo discierne. Además, hagamos frutos dignos de penitencia. Y amemos al prójimo como a nosotros mismos. Y si alguno no quiere amarlo como a sí mismo, al menos no le cause mal, sino que le haga bien.

Y los que han recibido la potestad de juzgar a los otros, ejerzan el juicio con misericordia, como ellos mismos quieren obtener del Señor misericordia. Pues habrá un juicio sin misericordia para aquellos que no hayan hecho misericordia. Así pues, tengamos caridad y humildad; y hagamos limosnas, porque la limosna lava las almas de las manchas de los pecados. En efecto, los hombres pierden todo lo que dejan en este siglo; llevan consigo, sin embargo, el precio de la caridad y las limosnas que hicieron, por las que tendrán del Señor premio y digna remuneración.

Debemos también ayunar y abstenernos de los vicios y pecados, y de lo superfluo en comidas y bebida, y ser católicos. Debemos también visitar las iglesias frecuentemente y venerar y reverenciar a los clérigos, no tanto por ellos mismos si fueren pecadores, sino por el oficio y administración del santísimo cuerpo y sangre de Cristo, que sacrifican en el altar, y reciben, y administran a los otros. Y sepamos todos firmemente que nadie puede salvarse sino por las santas palabras y por la sangre de nuestro Señor Jesucristo, que los clérigos dicen, anuncian y administran. Y ellos solos deben administrar, y no otros. Y especialmente los religiosos, que han renunciado al siglo, están obligados a hacer más y mayores cosas, pero sin omitir éstas.

Debemos tener odio a nuestro cuerpo con sus vicios y pecados, porque dice el Señor en el Evangelio: Todos los males, vicios y pecados salen del corazón. Debemos amar a nuestros enemigos y hacer bien a los que nos tienen odio. Debemos observar los preceptos y consejos de nuestro Señor Jesucristo. Debemos también negarnos a nosotros mismos y poner nuestro cuerpo bajo el yugo de la servidumbre y de la santa obediencia, como cada uno lo haya prometido al Señor. Y que ningún hombre esté obligado por obediencia a obedecer a nadie en aquello en que se comete delito o pecado.

Mas aquel a quien se ha encomendado la obediencia y que es tenido como el mayor, sea como el menor y siervo de los otros hermanos. Y haga y tenga para con cada uno de sus hermanos la misericordia que querría se le hiciera a él, si estuviese en un caso semejante. Y no se irrite contra el hermano por el delito del mismo hermano, sino que, con toda paciencia y humildad, amonéstelo benignamente y sopórtelo.

No debemos ser sabios y prudentes según la carne, sino que, por el contrario, debemos ser sencillos, humildes y puros. Y tengamos nuestro cuerpo en oprobio y desprecio, porque todos, por nuestra culpa, somos miserables y pútridos, hediondos y gusanos, como dice el Señor por el profeta: Yo soy gusano y no hombre, oprobio de los hombres y desprecio de la plebe (Sal 21,7). Nunca debemos desear estar por encima de los otros, sino que, por el contrario, debemos ser siervos y estar sujetos a toda humana criatura por Dios.

Bienaventuranza de la vida teologal

Y sobre todos ellos y ellas, mientras hagan tales cosas y perseveren hasta el fin, descansará el espíritu del Señor y hará en ellos habitación y morada. Y serán hijos del Padre celestial, cuyas obras hacen. Y son esposos, hermanos y madres de nuestro Señor Jesucristo. Somos esposos cuando, por el Espíritu Santo, el alma fiel se une a Jesucristo. Somos ciertamente hermanos cuando hacemos la voluntad de su Padre, que está en el cielo; madres, cuando lo llevamos en nuestro corazón y en nuestro cuerpo, por el amor y por una conciencia pura y sincera; y lo damos a luz por medio de obras santas, que deben iluminar a los otros como ejemplo.

¡Oh cuán glorioso y santo y grande, tener un Padre en los cielos! ¡Oh cuán santo, consolador, bello y admirable, tener un esposo! ¡Oh cuán santo y cuán amado, placentero, humilde, pacífico, dulce, amable y sobre todas las cosas deseable, tener un tal hermano y un tal hijo!, que dio su vida por sus ovejas y oró al Padre por nosotros diciendo: Padre santo, guarda en tu nombre a los que me has dado. Padre, todos los que me has dado en el mundo eran tuyos y tú me los has dado. Y las palabras que tú me diste se las he dado a ellos; y ellos las han recibido y han reconocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me has enviado; ruego por ellos y no por el mundo; bendícelos y santifícalos. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que sean santificados en la unidad, como también nosotros lo somos. Y quiero, Padre, que, donde yo esté, estén también ellos conmigo, para que vean mi gloria en tu reino (cf. Jn 17).

Y a aquel que tanto ha soportado por nosotros, que tantos bienes nos ha traído y nos traerá en el futuro, y a Dios, toda criatura que hay en los cielos, en la tierra, en el mar y en los abismos rinda alabanza, gloria, honor y bendición, porque él es nuestro poder y nuestra fortaleza, y sólo él es bueno, sólo él altísimo, sólo él omnipotente, admirable, glorioso y sólo él santo, laudable y bendito por los infinitos siglos de los siglos. Amén.

De los que no hacen penitencia

Pero todos aquellos que no viven en penitencia, y no reciben el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, y se dedican a vicios y pecados; y los que andan tras la mala concupiscencia y los malos deseos, y no guardan lo que prometieron, y sirven corporalmente al mundo con los deseos carnales, los cuidados y preocupaciones de este siglo y los cuidados de esta vida, engañados por el diablo, cuyos hijos son y cuyas obras hacen, están ciegos, porque no ven la verdadera luz, nuestro Señor Jesucristo. No tienen la sabiduría espiritual, porque no tienen en sí al Hijo de Dios, que es la verdadera sabiduría del Padre; de ellos se dice: Su sabiduría ha sido devorada (Sal 106,27). Ven, conocen, saben y hacen el mal; y ellos mismos, a sabiendas, pierden sus almas. Ved, ciegos, engañados por nuestros enemigos, a saber, por la carne, el mundo y el diablo, que al cuerpo le es dulce hacer el pecado y amargo servir a Dios, porque todos los males, vicios y pecados salen y proceden del corazón de los hombres, como dice el Señor en el Evangelio. Y nada tenéis en este siglo ni en el futuro. Pensáis poseer por largo tiempo las vanidades de este siglo, pero estáis engañados, porque vendrá el día y la hora en los que no pensáis y no sabéis e ignoráis.

Enferma el cuerpo, se aproxima la muerte, vienen los parientes y amigos diciendo: «Dispón de tus bienes». He aquí que su mujer y sus hijos y los parientes y amigos fingen llorar. Y mirando alrededor los ve llorando, se mueve por un mal movimiento, y pensando dentro de sí dice: «He aquí mi alma y mi cuerpo y todas mis cosas, que pongo en vuestras manos». Verdaderamente es maldito este hombre, que confía y expone su alma y su cuerpo y todas sus cosas en tales manos; por eso el Señor dice por el profeta: Maldito el hombre que confía en el hombre (Jer 17,15). Y al punto hacen venir al sacerdote; el sacerdote le dice: «¿Quieres recibir la penitencia de todos tus pecados?». Responde: «Quiero». «¿Quieres satisfacer según puedes, con tus bienes, por tus pecados y por aquello en que defraudaste y engañaste a la gente?». Responde: «No». Y el sacerdote le dice: «¿Por qué no?». «Porque lo he dejado todo en manos de los parientes y amigos». Y comienza a perder el habla, y así muere aquel miserable.

Y sepan todos que dondequiera y como quiera que muera el hombre en pecado mortal sin satisfacción -si podía satisfacer y no satisfizo-, el diablo arrebata su alma de su cuerpo con tanta angustia y tribulación, cuanta ninguno puede saberlo, sino el que las sufre. Y todos los talentos y poder y ciencia que pensaba tener, se le quitará. Y lo deja a parientes y amigos, y ellos tomarán y dividirán su hacienda, y luego dirán: «Maldita sea su alma, porque pudo darnos más y adquirir más de lo que adquirió». Los gusanos comen el cuerpo; y así aquél pierde el cuerpo y el alma en este breve siglo, e irá al infierno, donde será atormentado sin fin.

Despedida

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Yo, el hermano Francisco, vuestro menor siervo, os ruego y os conjuro, en la caridad que es Dios y con la voluntad de besaros los pies, que recibáis con humildad y caridad éstas y las demás palabras de nuestro Señor Jesucristo, y que las pongáis por obra y las observéis. Y a todos aquellos y aquellas que las reciban benignamente, las entiendan y envíen copia de las mismas a otros, y si en ellas perseveran hasta el fin, bendígalos el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.

Algunas historias de Florecillas...




Capítulo II
Cómo messer Bernardo,
primer compañero de San Francisco,
se convirtió a penitencia


El primer compañero de San Francisco fue el hermano Bernardo de Asís, cuya conversión fue de la siguiente manera: San Francisco vestía todavía de seglar, si bien había ya roto con el mundo, y se presentaba con un aspecto despreciable y macilento por la penitencia; tanto que muchos lo tenían por fatuo y lo escarnecían como loco; sus propios parientes y los extraños lo ahuyentaban tirándole piedras y barro; pero él soportaba pacientemente toda clase de injurias y burlas, como si fuera sordo y mudo. Messer Bernardo de Asís, que era de los más nobles, ricos y sabios de la ciudad, fue poniendo atención en aquel extremo desprecio del mundo y en la gran paciencia de San Francisco ante las injurias, y, viendo que, al cabo de dos años de soportar escarnios y desprecios de toda clase de personas, aparecía cada día más constante y paciente, comenzó a pensar y decirse a sí mismo:

-- Imposible que este Francisco no tenga grande gracia de Dios.

Y así, una noche lo convidó a cenar y a dormir en su casa. Y San Francisco aceptó; cenó y durmió aquella noche en casa de él.

Entonces, messer Bernardo quiso aprovechar la ocasión para comprobar su santidad. Le hizo preparar una cama en su propio cuarto, alumbrado toda la noche por una lámpara. San Francisco, con el fin de ocultar su santidad, en cuanto entró en el cuarto, se echó en la cama e hizo como que dormía; poco después se acostó también messer Bernardo y comenzó a roncar fuertemente como si estuviera profundamente dormido. Entonces, San Francisco, convencido de que dormía messer Bernardo, dejó la cama al primer sueño y se puso en oración, levantando los ojos y las manos al cielo, y decía con grandísima devoción y fervor: «¡Dios mío, Dios mío!» Y así estuvo hasta el amanecer, diciendo siempre entre copiosas lágrimas: «¡Dios mío!», sin añadir más (2). Y esto lo decía San Francisco contemplando y admirando la excelencia de la majestad divina, que se dignaba inclinarse sobre el mundo en perdición, y se proponía proveer de remedio, por medio de su pobrecillo Francisco, a la salud suya y de tantos otros. Por esto, iluminado de espíritu de profecía, previendo las grandes cosas que Dios había de realizar mediante él y su Orden y considerando su propia insuficiencia y poca virtud, clamaba y rogaba a Dios que con su piedad y omnipotencia, sin la cual nada puede la humana fragilidad, viniera a suplir, ayudar y completar lo que él por sí mismo no podía.

Messer Bernardo veía, a la luz de la lámpara, los actos de devoción de San Francisco, y, considerando con atención las palabras que decía, se sintió tocado e impulsado por el Espíritu Santo a mudar de vida. Así fue que, llegado el día, llamó a San Francisco y le dijo:

-- Hermano Francisco: he decidido en mi corazón dejar el mundo y seguirte en la forma que tú me mandes.

San Francisco, al oírle, se alegró en el espíritu y le habló así:

-- Messer Bernardo, lo que me acabáis de decir es algo tan grande y tan serio, que es necesario pedir para ello el consejo de nuestro Señor Jesucristo, rogándole tenga a bien mostrarnos su voluntad y enseñarnos cómo lo podemos llevar a efecto. Vamos, pues, los dos al obispado; allí hay un buen sacerdote, a quien pediremos diga la misa, y después permaneceremos en oración hasta la hora de tercia, rogando a Dios que, al abrir tres veces el misal, nos haga ver el camino que a Él le agrada que sigamos.

Respondió messer Bernardo que lo haría de buen grado. Así, pues, se pusieron en camino y fueron al obispado. Oída la misa y habiendo estado en oración hasta la hora de tercia, el sacerdote, a ruegos de San Francisco, tomó el misal y, haciendo la señal de la cruz, lo abrió por tres veces en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Al abrirlo la primera vez salieron las palabras que dijo Jesucristo en el Evangelio al joven que le preguntaba sobre el camino de la perfección: Si quieres ser perfecto, anda, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y luego ven y sígueme (Mt 11,21). La segunda vez salió lo que Cristo dijo a los apóstoles cuando los mandó a predicar: No llevéis nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni calzado, ni dinero (Mt 10,9), queriendo con esto hacerles comprender que debían poner y abandonar en Dios todo cuidado de la vida y no tener otra mira que predicar el santo Evangelio. Al abrir por tercera vez el misal dieron con estas palabras de Cristo: El que quiera venir en pos de mí, renuncie a sí mismo, tome su cruz y sígame (Mt 16,24). Entonces dijo San Francisco a messer Bernardo:

-- Ahí tienes el consejo que nos da Cristo. Anda, pues, y haz al pie de la letra lo que has escuchado; y bendito sea nuestro Señor Jesucristo, que se ha dignado indicarnos su camino evangélico.

En oyendo esto, fuese messer Bernardo, vendió todos sus bienes, que eran muchos, y con grande alegría distribuyó todo a los pobres, a las viudas, a los huérfanos, a los peregrinos, a los monasterios y a los hospitales. Y en todo le ayudaba, fiel y próvidamente, San Francisco.

Viendo uno, por nombre Silvestre, que San Francisco daba y hacía dar tanto dinero a los pobres, acuciado de la codicia, dijo a San Francisco:

-- No me has terminado de pagar aquellas piedras que me compraste para reparar las iglesias; ahora que tienes dinero, págamelas.

San Francisco se sorprendió de semejante avaricia, y, no queriendo altercar con él, como verdadero cumplidor del Evangelio, metió las manos en la faltriquera de messer Bernardo y, llenándolas de monedas, las hundió en la de messer Silvestre, diciéndole que, si más quisiera, más le daría.

Messer Silvestre quedó satisfecho y se fue con el dinero a casa. Pero por la noche, al recordar lo que había hecho durante el día, se arrepintió de su avaricia y se puso a pensar en el fervor de messer Bernardo y en la santidad de San Francisco; a la noche siguiente y por otras dos noches recibió de Dios esta visión: de la boca de San Francisco salía una cruz de oro, cuya parte superior llegaba hasta el cielo, mientras que los brazos se extendían del oriente al occidente. Movido por esta visión, dio, por amor de Dios, todo lo que tenía y se hizo hermano menor; y llegó en la Orden a tanta santidad y gracia, que hablaba con Dios como un amigo habla con su amigo, como lo comprobó repetidas veces San Francisco y se dirá más adelante.

Asimismo, messer Bernardo recibió de Dios tanta gracia, que con frecuencia era arrebatado en Dios durante la contemplación; y San Francisco decía de él que era digno de toda consideración y que era él quien había fundado esta Orden, porque fue el primero en abandonar el mundo sin reservarse cosa alguna, sino dándolo todo a los pobres de Cristo; él fue el iniciador de la pobreza evangélica al ofrecerse a sí mismo, despojado totalmente, en los brazos del Crucificado.

El cual sea bendecido de nosotros por los siglos de los siglos. Amén.



Capítulo V

Cómo el hermano Bernardo fue a Bolonia
y fundó allí un lugar


Puesto que San Francisco y sus compañeros habían sido llamados y elegidos por Dios para llevar la cruz de Cristo en el corazón y en las obras y para predicarla con la lengua, parecían, y lo eran, hombres crucificados en la manera de vestir, en la austeridad de vida y en sus acciones y obras; de ahí que deseaban más soportar humillaciones y oprobios por el amor de Cristo que recibir honores del mundo, muestras de respeto y alabanzas vanas; por el contrario, se alegraban de las injurias y se entristecían con los honores. Y así iban por el mundo como peregrinos y forasteros, no llevando consigo sino a Cristo crucificado. Y, puesto que eran verdaderos sarmientos de la verdadera vid, Jesucristo, producían copiosos y excelentes frutos en las almas que ganaban para Dios.

Sucedió en los comienzos de la Orden que San Francisco envió al hermano Bernardo a Bolonia con el fin de que, según la gracia que Dios le había dado, lograse allí frutos para Dios. El hermano Bernardo, haciendo la señal de la cruz, se puso en camino con el mérito de la santa obediencia y llegó a Bolonia. Al verle los muchachos con el hábito raído y basto, se burlaban de él y le injuriaban, como se hace con un loco; y el hermano Bernardo todo lo soportaba con paciencia y alegría por amor de Cristo. Más aún, para recibir más escarnios, fue a colocarse de intento en la plaza de la ciudad. Cuando se hubo sentado, se agolparon en derredor suyo muchos chicuelos y mayores; unos le tiraban del capucho hacia atrás, otros hacia adelante; quién le echaba polvo, quién le arrojaba piedras; éste lo empujaba de un lado, éste del otro. Y el hermano Bernardo, inalterable en el ánimo y en la paciencia, con rostro alegre, ni se quejaba ni se inmutaba. Y durante varios días volvió al mismo lugar para soportar semejantes cosas.

Y como la paciencia es obra de perfección y prueba de la virtud, no pasó inadvertida a un sabio doctor en leyes toda esa constancia y virtud del hermano Bernardo, cuya serenidad no pudo alterar ninguna molestia ni injuria; y dijo entre sí:

-- Imposible que este hombre no sea un santo.

Y, acercándose a él, le preguntó:

-- ¿Quién eres tú y por qué has venido aquí?

El hermano Bernardo, por toda respuesta, metió la mano en el seno, sacó la Regla de San Francisco y se la dio para que la leyese. Cuando la hubo leído, considerando aquel grandísimo ideal de perfección, se volvió a sus acompañantes lleno de estupor y admiración y dijo:

-- Verdaderamente éste es el más alto estado de religión que he oído jamás. Este hombre y sus compañeros son las personas más santas de este mundo, y obra muy mal quien le injuria, siendo así que merece ser sumamente honrado, porque es un verdadero amigo de Dios.

Y dijo al hermano Bernardo:

-- Si tenéis intención de asentaros en un lugar donde poder servir a Dios a vuestro gusto, yo os lo daría de buen grado por la salud de mi alma.

-- Señor -respondió el hermano Bernardo-, yo creo que esto os lo ha inspirado nuestro Señor Jesucristo; por lo tanto, acepto gustosamente vuestro ofrecimiento a honor de Cristo.

Entonces, dicho juez, con gran alegría y caridad, llevó al hermano Bernardo a su casa y después le donó el lugar que le había prometido; todo lo acomodó y completó a su costa; y en adelante se hizo padre y defensor especial del hermano Bernardo y de sus compañeros.

El hermano Bernardo comenzó a ser muy honrado de la gente por su vida santa; en tal grado, que se tenía por feliz quien podía tocarle o verle. Pero él, verdadero y humilde discípulo de Cristo y del humilde Francisco, temió que la honra del mundo viniera a turbar la paz y la salud de su alma, y un buen día se marchó, y, volviendo donde San Francisco, le dijo:

-- Padre, ya está hecha la fundación en Bolonia. Manda allá otros hermanos que la mantengan y habiten, porque yo no tenía ya allí ganancia; al contrario, por causa de la demasiada honra que me daban, temía perder más de lo que ganaba.

Entonces, San Francisco, al oír al por menor todo cuanto Dios había obrado por medio del hermano Bernardo, dio gracias a Dios, que de ese modo comenzaba a acrecentar a los pobrecillos discípulos de la cruz. Y luego envió a algunos de sus compañeros a Bolonia y a Lombardía, los cuales fundaron muchos lugares en diversas partes.

En alabanza y reverencia del buen Jesús. Amén.


Capítulo VII
Cómo San Francisco pasó una cuaresma
en una isla del lago de Perusa
con sólo medio panecillo


Al verdadero siervo de Dios San Francisco, ya que en ciertas cosas fue como un segundo Cristo dado al mundo para la salvación de los pueblos, quiso Dios Padre hacerlo, en muchos aspectos de su vida, conforme y semejante a su Hijo Jesucristo, como aparece en el venerable colegio de los doce compañeros, y en el admirable misterio de las sagradas llagas, y en el ayuno continuo de la santa cuaresma, que realizó de la manera siguiente:

Hallándose en cierta ocasión San Francisco, el último día de carnaval, junto al lago de Perusa en casa de un devoto suyo, donde había pasado la noche, sintió la inspiración de Dios de ir a pasar la cuaresma en una isla de dicho lago. Rogó, pues, San Francisco a este devoto suyo, por amor de Cristo, que le llevase en su barca a una isla del lago totalmente deshabitado y que lo hiciese en la noche del miércoles de ceniza, sin que nadie se diese cuenta. Así lo hizo puntualmente el hombre por la gran devoción que profesaba a San Francisco, y le llevó a dicha isla. San Francisco no llevó consigo más que dos panecillos. Llegados a la isla, al dejarlo el amigo para volverse a casa, San Francisco le pidió encarecidamente que no descubriese a nadie su paradero y que no volviese a recogerlo hasta el día del jueves santo. Y con esto partió, quedando solo San Francisco.

Como no había allí habitación alguna donde guarecerse, se adentró en una espesura muy tupida, donde las zarzas y los arbustos formaban una especie de cabaña, a modo de camada; y en este sitio se puso a orar y a contemplar las cosas celestiales. Allí se estuvo toda la cuaresma sin comer otra cosa que la mitad de uno de aquellos panecillos, como pudo comprobar el día de jueves santo aquel mismo amigo al ir a recogerlo; de los dos panes halló uno entero y la mitad del otro. Se cree que San Francisco lo comió por respeto al ayuno de Cristo bendito, que ayunó cuarenta días y cuarenta noches, sin tomar alimento alguno material. Así, comiendo aquel medio pan, alejó de sí el veneno de la vanagloria, y ayunó, a ejemplo de Cristo, cuarenta días y cuarenta noches.

Más tarde, en aquel lugar donde San Francisco había hecho tan admirable abstinencia, Dios realizó, por sus méritos, muchos milagros, por lo cual la gente comenzó a construir casas y a vivir allí. En poco tiempo se formó una aldea buena y grande. Allí hay un convento de los hermanos que se llama el convento de la Isla (3). Todavía hoy los hombres y las mujeres de esa aldea veneran con gran devoción aquel lugar en que San Francisco pasó dicha cuaresma.

En alabanza de Cristo bendito. Amén.


Capítulo VIII
Cómo San Francisco enseñó al hermano León
en qué consiste la alegría perfecta (4)


Iba una vez San Francisco con el hermano León de Perusa a Santa María de los Angeles en tiempo de invierno. Sintiéndose atormentado por la intensidad del frío, llamó al hermano León, que caminaba un poco delante (5), y le habló así:

-- ¡Oh hermano León!: aun cuando los hermanos menores dieran en todo el mundo grande ejemplo de santidad y de buena edificación, escribe y toma nota diligentemente que no está en eso la alegría perfecta.

Siguiendo más adelante, le llamó San Francisco segunda vez:

-- ¡Oh hermano León!: aunque el hermano menor devuelva la vista a los ciegos, enderece a los tullidos, expulse a los demonios, haga oír a los sordos, andar a los cojos, hablar a los mudos y, lo que aún es más, resucite a un muerto de cuatro días, escribe que no está en eso la alegría perfecta.

Caminando luego un poco más, San Francisco gritó con fuerza:

-- ¡Oh hermano León!: aunque el hermano menor llegara a saber todas las lenguas, y todas las ciencias, y todas las Escrituras, hasta poder profetizar y revelar no sólo las cosas futuras, sino aun los secretos de las conciencias y de las almas, escribe que no es ésa la alegría perfecta.

Yendo un poco más adelante, San Francisco volvió a llamarle fuerte:

-- ¡Oh hermano León, ovejuela de Dios!: aunque el hermano menor hablara la lengua de los ángeles, y conociera el curso de las estrellas y las virtudes de las hierbas, y le fueran descubiertos todos los tesoros de la tierra, y conociera todas las propiedades de las aves y de los peces y de todos los animales, y de los hombres, y de los árboles, y de las piedras, y de las raíces, y de las aguas, escribe que no está en eso la alegría perfecta.

Y, caminando todavía otro poco, San Francisco gritó fuerte:

-- ¡Oh hermano León!: aunque el hermano menor supiera predicar tan bien que llegase a convertir a todos los infieles a la fe de Jesucristo, escribe que ésa no es la alegría perfecta.

Así fue continuando por espacio de dos millas. Por fin, el hermano León, lleno de asombro, le preguntó:

-- Padre, te pido, de parte de Dios, que me digas en que está la alegría perfecta.

Y San Francisco le respondió:

-- Si, cuando lleguemos a Santa María de los Angeles, mojados como estamos por la lluvia y pasmados de frío, cubiertos de lodo y desfallecidos de hambre, llamamos a la puerta del lugar y llega malhumorado el portero y grita: «¿Quiénes sois vosotros?» Y nosotros le decimos: «Somos dos de vuestros hermanos». Y él dice: «¡Mentira! Sois dos bribones que vais engañando al mundo y robando las limosnas de los pobres. ¡Fuera de aquí!» Y no nos abre y nos tiene allí fuera aguantando la nieve y la lluvia, el frío y el hambre hasta la noche. Si sabemos soportar con paciencia, sin alterarnos y sin murmurar contra él, todas esas injurias, esa crueldad y ese rechazo, y si, más bien, pensamos, con humildad y caridad, que el portero nos conoce bien y que es Dios quien le hace hablar así contra nosotros, escribe, ¡oh hermano León!, que aquí hay alegría perfecta. Y si nosotros seguimos llamando, y él sale fuera furioso y nos echa, entre insultos y golpes, como a indeseables importunos, diciendo: «¡Fuera de aquí, ladronzuelos miserables; id al hospital, porque aquí no hay comida ni hospedaje para vosotros!» Si lo sobrellevamos con paciencia y alegría y en buena caridad, ¡oh hermano León!, escribe que aquí hay alegría perfecta. Y si nosotros, obligados por el hambre y el frío de la noche, volvemos todavía a llamar, gritando y suplicando entre llantos por el amor de Dios, que nos abra y nos permita entrar, y él más enfurecido dice: «¡Vaya con estos pesados indeseables! Yo les voy a dar su merecido». Y sale fuera con un palo nudoso y nos coge por el capucho, y nos tira a tierra, y nos arrastra por la nieve, y nos apalea con todos los nudos de aquel palo; si todo esto lo soportamos con paciencia y con gozo, acordándonos de los padecimientos de Cristo bendito, que nosotros hemos de sobrellevar por su amor, ¡oh hermano León!, escribe que aquí hay alegría perfecta.

-- Y ahora escucha la conclusión, hermano León: por encima de todas las gracias y de todos los dones del Espíritu Santo que Cristo concede a sus amigos, está el de vencerse a sí mismo y de sobrellevar gustosamente, por amor de Cristo Jesús, penas, injurias, oprobios e incomodidades. Porque en todos los demás dones de Dios no podemos gloriarnos, ya que no son nuestros, sino de Dios; por eso dice el Apóstol: ¿Qué tienes que no hayas recibido de Dios? Y si lo has recibido de Él, ¿por qué te glorías como si lo tuvieras de ti mismo? (1 Cor 4,7). Pero en la cruz de la tribulación y de la aflicción podemos gloriarnos, ya que esto es nuestro; por lo cual dice el Apóstol: No me quiero gloriar sino en la cruz de Cristo (Gál 6,14).

A Él sea siempre loor y gloria por los siglos de los siglos. Amén


Capítulo IX
Cómo San Francisco y el hermano León
rezaron maitines sin breviario


En los comienzos de la Orden estaba una vez San Francisco con el hermano León en un eremitorio donde no tenían los libros para rezar el oficio divino. Llegada la hora de los maitines, dijo San Francisco al hermano León:

-- Carísimo, no tenemos breviario para rezar los maitines; pero vamos a emplear el tiempo en la alabanza de Dios. A lo que yo diga, tú responderás tal como yo te enseñaré; y ten cuidado de no cambiar las palabras en forma diversa de como yo te las digo. Yo diré así: «¡Oh hermano Francisco!, tú cometiste tantas maldades y tantos pecados en el siglo, que eres digno del infierno». Y tú, hermano León, responderás: «Así es verdad: mereces estar en lo más profundo del infierno».

-- De muy buena gana, Padre. Comienza en nombre de Dios -respondió el hermano León con sencillez colombina.

Entonces, San Francisco comenzó a decir:

-- ¡Oh hermano Francisco!: tú cometiste tantos pecados en el mundo, que eres digno del infierno.

Y el hermano León respondió:

-- Dios hará por medio de ti tantos bienes, que irás al paraíso.

-- No digas eso, hermano León -repuso San Francisco-, sino cuando yo diga: «¡Oh hermano Francisco!, tú has cometido tantas cosas inicuas contra Dios, que eres digno de ser arrojado por Dios como maldito», tú responderás así: «Así es verdad: mereces estar con los malditos».

-- De muy buena gana, Padre -respondió el hermano León.

Entonces, San Francisco, entre muchas lágrimas y suspiros y golpes de pecho dijo en voz alta:

-- ¡Oh Señor mío, Dios del cielo y de la tierra!: yo he cometido contra ti tantas iniquidades y tantos pecados, que ciertamente he merecido ser arrojado de ti como maldito.

Y el hermano León respondió:

-- ¡Oh hermano Francisco!; Dios te hará ser tal, que, entre los benditos, tu serás singularmente bendecido.

San Francisco, sorprendido al ver que el hermano León respondía siempre lo contrario de lo que él le había mandado, le reprendió, diciéndole:

-- ¿Por qué no respondes como yo te indico? Te mando, por santa obediencia, que respondas como yo te digo. Yo diré así: «¡Oh hermano Francisco granuja! ¿Crees que Dios tendrá misericordia de ti? Porque tú has cometido tantos pecados contra el Padre de las misericordias y el Dios de toda consolación, que no mereces hallar misericordia». Y tú, hermano León, ovejuela, responderás: «De ninguna manera eres digno de hallar misericordia».

Pero luego, al decir San Francisco: «Oh hermano Francisco granuja!...», etc., el hermano León respondió:

-- Dios Padre, cuya misericordia es infinita más que tu pecado, usará contigo de gran misericordia, y todavía añadirá muchas otras gracias.

A esta respuesta, San Francisco, dulcemente enojado y molesto sin impacientarse, dijo al hermano León:

-- ¿Cómo tienes la presunción de obrar contra la obediencia, y tantas veces has respondido lo contrario de lo que yo te he mandado?

-- Dios sabe, Padre mío -respondió el hermano León con mucha humildad y reverencia-, que cada vez me disponía a responder como tú me lo mandabas; pero Dios me hace hablar como a Él le agrada y no como yo quiero.

San Francisco se maravilló de esto y dijo al hermano León:

-- Te ruego, por caridad, que esta vez me respondas como te he dicho.

-- Habla en nombre de Dios, y te aseguro que esta vez responderé tal como quieres -replicó el hermano León.

Y San Francisco dijo entre lágrimas:

-- ¡Oh hermano Francisco granuja! ¿Crees que Dios tendrá misericordia de ti?

-- Muy al contrario -respondió el hermano León-, recibirás grandes gracias de Dios, y Él te ensalzará y te glorificará eternamente, porque el que se humilla será ensalzado. Y yo no puedo decir otra cosa, porque es Dios quien habla por mi boca.

Así, en esta humilde porfía, velaron hasta el amanecer, con muchas lágrimas y consuelo espiritual.

En alabanza de Cristo. Amén.


Capítulo XII
Cómo San Francisco quiso humillar al hermano Maseo


San Francisco gustaba de humillar al hermano Maseo, con el fin de que los muchos dones y gracias que Dios le daba no le hiciesen envanecerse, sino, más bien, le hiciesen crecer de virtud en virtud a base de la humildad. Una vez que se hallaba en un eremitorio con sus primeros compañeros, verdaderos santos, entre los que estaba el hermano Maseo, dijo un día a éste delante de todos:

-- Hermano Maseo, todos estos compañeros tuyos tienen la gracia de la contemplación y de la oración; tú, en cambio, tienes la gracia de la predicación y el don de agradar a la gente. Quiero, pues, que, para que ellos puedan darse a la contemplación, te encargues tú de atender a la puerta, a la limosna y a la cocina. Cuando los demás hermanos estén comiendo, tú comerás a la puerta del convento, de manera que los que vengan, ya antes de llamar, reciban de ti algunas buenas palabras de Dios, y así no haya necesidad de que ningún otro vaya a recibirlos. Y esto lo harás por el mérito de la santa obediencia (2).

El hermano Maseo se quitó la capucha, inclinó la cabeza y recibió con humildad esta obediencia, y la fue cumpliendo durante varios días, atendiendo juntamente a la puerta, a la limosna y a la cocina.

Pero los compañeros, siendo como eran hombres iluminados por Dios, comenzaron a sentir en sus corazones gran remordimiento al ver que el hermano Maseo, hombre de tanta o más perfección que ellos, tenía que correr con todo el peso del eremitorio, mientras ellos estaban libres. Movidos, pues, por un mismo impulso, fueron a rogar al Padre santo que tuviera a bien distribuir entre ellos aquellos oficios, ya que en manera alguna podían soportar sus conciencias que el hermano Maseo tuviera que sobrellevar tantas fatigas. Al oírles, San Francisco dio crédito a sus conciencias y accedió a lo que pedían. Llamó al hermano Maseo y le dijo:

-- Hermano Maseo, tus compañeros quieren compartir los oficios que te he encomendado; quiero, pues, que esos oficios se repartan entre todos.

-- Padre -dijo el hermano Maseo con gran humildad y paciencia-, lo que tú dispones, en todo o en parte, yo lo acepto como venido de Dios.

Entonces, San Francisco, viendo la caridad de aquellos hermanos y la humildad del hermano Maseo, les dirigió una plática admirable sobre la santísima humildad, enseñándoles que cuanto mayores son los dones y las gracias que Dios nos da, tanto más humildes debemos ser; porque, sin la humildad, ninguna virtud es acepta a Dios. Y, hecha la plática, distribuyó los oficios con grandísima caridad.

En alabanza de Cristo. Amén.


Capítulo XVII
Cómo un niño quiso saber lo que hacía San Francisco de noche


Un niño muy puro e inocente fue admitido en la Orden cuando aún vivía San Francisco (10); y estaba en un eremitorio pequeño, en el cual los hermanos, por necesidad, dormían en el suelo. Fue una vez San Francisco a ese eremitorio; y a la tarde, después de rezar completas, se acostó a fin de poder levantarse a hacer oración por la noche mientras dormían los demás, según tenía de costumbre.

Este niño se propuso espiar con atención lo que hacía San Francisco, para conocer su santidad, y de modo especial le intrigaba lo que hacía cuando se levantaba por la noche. Y para que el sueño no se lo impidiese, se echó a dormir al lado de San Francisco y ató su cordón al de San Francisco, a fin de poder sentir cuando se levantaba; San Francisco no se dio cuenta de nada. De noche, durante el primer sueño, cuando todos los hermanos dormían, San Francisco se levantó, y, al notar que el cordón estaba atado, lo soltó tan suavemente, que el niño no se dio cuenta; fue al bosque, que estaba próximo al eremitorio; entró en una celdita que había allí y se puso en oración.

Al poco rato despertó el niño, y, al ver el cordón desatado y que San Francisco se había marchado, se levantó también él y fue en su busca; hallando abierta la puerta que daba al bosque, pensó que San Francisco habría ido allá, y se adentró en el bosque. Al llegar cerca del sitio donde estaba orando San Francisco, comenzó a oír una animada conversación; se aproximó más para entender lo que oía, y vio una luz admirable que envolvía a San Francisco; dentro de esa luz vio a Jesús, a la Virgen María, a San Juan el Bautista y al Evangelista, y una gran multitud de ángeles, que estaban hablando con San Francisco. Al ver y oír esto, el niño cayó en tierra desvanecido.

Cuando terminó el misterio de aquella santa aparición, volviendo al eremitorio, San Francisco tropezó con los pies en el niño, que yacía en el camino como muerto, y, lleno de compasión, lo tomó en brazos y lo llevó a la cama, como hace el buen pastor con su ovejita.

Pero, al saber después, de su boca, que había visto aquella visión, le mandó no decirla jamás mientras él estuviera en vida. Este niño fue creciendo grandemente en la gracia de Dios y devoción de San Francisco y llegó a ser un religioso eminente en la Orden; sólo después de la muerte de San Francisco descubrió aquella visión a los hermanos.

En alabanza de Cristo. Amén.

Penúltimo Capítulo de Leyenda...

Capítulo XVII
Muerte sacratísima del bienaventurado Francisco
y cómo dos años antes había recibido
las llagas de nuestro Señor Jesucristo


68. A los veinte años de haberse unido totalmente a Cristo en el seguimiento de la vida y huellas de los apóstoles (10), el varón apostólico Francisco voló felicísimamente a Cristo, y, después de incontables trabajos, alcanzó el descanso eterno y fue presentado dignamente a la presencia del Señor el día 4 de octubre, domingo, del año de la encarnación 1226.

Uno de sus discípulos, célebre por su santidad, vio el alma del Santo que, como si fuera una estrella del tamaño de la luna, resplandeciente con claridades de sol y sostenida por una nubecita blanca entre aguas inmensas, ascendía derecha al cielo.

Había trabajado mucho en la viña del Señor: empeñado y fervoroso en oraciones, ayunos, vigilias, predicaciones y caminatas apostólicas, perseverante en el cuidado y compasión del prójimo y en el desprecio de sí mismo, desde el momento de su conversión hasta su tránsito a Cristo, a quien había amado de todo corazón, mantuvo continuamente vivo su recuerdo, le alabó con la boca y lo glorificó con sus obras fructuosas. Tan de corazón y con tanto ardor amó a Dios, que, oyendo su nombre, se derretía interiormente y prorrumpía externamente, diciendo que el cielo y la tierra deberían inclinarse al nombre del Señor.

69. Quiso el mismo Señor manifestar a todo el mundo el fervor de caridad y el continuo recuerdo de la pasión de Cristo que fomentaba en su corazón, y, todavía en vida, condecoró de forma maravillosa su cuerpo con la prerrogativa admirable de un singular privilegio.

Pues, como se sintiera arrebatado hacia Dios por seráficos y ardorosos deseos y, por dulce amor de compasión, se fuese transformando en quien, por su inmensa caridad, quiso ser crucificado, -dos años antes de su muerte, próxima ya la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, estando una mañana en oración en la falda del monte Alverna- se le apareció un serafín con seis alas, que exhibía entre ellas la figura de un hermosísimo hombre crucificado, con las manos y los pies extendidos en forma de cruz, y que claramente descubría la imagen del Señor Jesús. Dos alas cubrían su cabeza; otras dos, el resto del cuerpo hasta los pies; y las otras dos se extendían para volar.

Al desaparecer la visión, quedó su alma prendida de un admirable ardor de caridad, y en su cuerpo apareció la impresión, todavía más admirable, de las llagas del Señor Jesucristo. El varón de Dios las ocultó cuanto pudo hasta su muerte, resistiéndose a manifestar el sacramento del Señor, aunque no pudo ocultarlas del todo y sin que quedaran de manifiesto a algunos de sus compañeros más familiares.

70. Pero después de su felicísimo tránsito, todos los hermanos que estaban presentes y muchos seglares vieron manifiestamente su cuerpo condecorado con las llagas de Cristo. Percibían claramente en sus manos y pies no los agujeros hechos por los clavos, sino los mismos clavos, de color negruzco como el del hierro, formados de su propia carne y adheridos a la misma; y el costado derecho, como traspasado por una lanza, con la cicatriz rojiza de una herida verdadera y manifiesta, de la que muchas veces incluso manaba sangre bendita.

La irrefutable verdad de las llagas no sólo quedó demostrada con toda claridad en vida y muerte del Santo por cuantos las vieron y tocaron, sino que después de su muerte quiso el Señor patentizarla con más claridad por medio de muchos milagros obrados en diversas partes del mundo. Estos milagros sirvieron también para que muchos, que no habían pensado rectamente del varón de Dios y habían dudado de sus llagas, cambiaran de tal manera y llegaran a tal certeza, que de detractores que habían sido, se convirtieron, por fuerza de la bondad de Dios y de la misma verdad, en panegiristas y predicadores fidelísimos.

Los 5 primeros capítulos de la Leyenda de los 3 C.


Capítulo I
Nacimiento de San Francisco.
Su vanidad, elegancia y prodigalidad
y cómo pasó a ser espléndido y caritativo con los pobres


2. Francisco nació en la ciudad de Asís, sita en los confines del valle de Espoleto. Como hubiese nacido en ausencia de su padre, su madre le puso el nombre de Juan (2); pero su padre, de regreso de Francia, le llamó luego Francisco. Siendo ya adulto y dotado de sutil ingenio, ejerció el oficio de su padre, o sea, el comercio, pero de forma muy diferente: fue mucho más alegre y generoso que él, dado a juegos y cantares, de ronda noche y día por las calles de Asís con un grupo de compañeros; era tan pródigo en gastar, que cuanto podía tener y ganar lo empleaba en comilonas y otras cosas.

Por eso, sus padres le reprendían muchas veces por los despilfarros que hacía con su persona y con sus compañeros, pues más que hijo suyo, parecía el de un gran príncipe. Mas como sus padres eran muy ricos y le tenían mucho cariño, no querían disgustarlo y le consentían tales demasías. Cuando las vecinas comentaban la prodigalidad de Francisco, su madre replicaba: «¿Qué pensáis de mi hijo? Aún será un hijo de Dios por su gracia».

Francisco, más que generoso, era en todo esto derrochador; se excedía también de formas diversas en lo tocante a vestidos, escogiendo telas mucho más caras de lo que convenían a su condición. Y en punto a elegancia era tan dado a la vanidad, que en ocasiones mandaba coser retazos de telas preciosas en vestidos de paño vilísimo.

3. Era como naturalmente cortés en modales y palabras; según el propósito de su corazón, nunca dijo a nadie palabras injuriosas o torpes; es más, joven juguetón y divertido, se comprometió a no responder a quienes le hablasen de cosas torpes. Por todo esto corrió su fama por toda la provincia, y muchos que le conocían decían que llegaría a ser algo grande.

De este nivel de virtudes naturales fue elevado al de la gracia, pudiendo decirse a sí mismo: «Pues eres generoso y afable con los hombres, de los cuales nada recibes, sino favores transitorios y vanos, justo es que por amor de Dios, que es generosísimo en dar la recompensa, seas también generoso y afable con los pobres». Y desde entonces veía con satisfacción a los pobres y les daba limosna abundantemente. Y, a pesar de ser comerciante, era despilfarrador facilísimo de la opulencia mundana.

Un día en que, embebido en el negocio, estaba al mostrador en que vendía telas, se le presentó un pobre que le pedía limosna por amor de Dios; mas, cautivado como estaba por el ansia de riquezas y por las preocupaciones del comercio, le negó la limosna. Iluminado luego por la gracia divina, se reconvino a sí mismo de censurable rusticidad, diciéndose: «Si el pobre te hubiera pedido algo en nombre de algún gran conde o barón, de seguro que se lo hubieras dado; pues ¡con cuánta más razón debiste hacerlo por el Rey de reyes y Señor de todo!»

Como consecuencia, propuso en su corazón no negar nada en adelante a quien le pidiera algo por amor de tan gran Señor.

Capítulo II
Cómo cayó prisionero en Perusa
y dos visiones que tuvo al querer hacerse caballero


4. Cuando la guerra entre las ciudades de Perusa y Asís (3), fueron apresados Francisco y otros muchos conciudadanos suyos. Pero como era noble por sus costumbres, lo tuvieron junto con los caballeros.

Un día en que sus compañeros de cautiverio estaban tristes, él, que de su natural era alegre y jovial, lejos de aparecer ceñudo, se mostraba, más bien, dicharachero y gozoso. Uno de ellos le afeó su proceder, cual propio de insensatos, pues se alegraba estando encarcelado. A esto respondió Francisco con voz firme: «¿Qué os figuráis de mí? Todavía he de ser honrado en el mundo entero». Como uno de los caballeros de su grupo hubiera injuriado a otro cautivo, todos los demás se propusieron hacerle el vacío; sólo Francisco no le negó su compañía y exhortó a los otros a que obraran como él.

Pasado un año y firmada la paz entre las dos ciudades, Francisco volvió a Asís con sus compañeros de prisión.

5. Pocos años después, un noble de Asís se preparó con armas militares para marchar a la Pulla a conquistar dinero y honor. Cuando lo supo Francisco, quiso irse con él; aspiraba a ser armado caballero por un conde de nombre Gentil (cf. LM 1,3 nota); para ello se vistió de las ropas más preciosas que pudo, de suerte que, aun siendo más corto en riquezas que su conciudadano, le aventajaba en que era más largo en prodigalidad.

Cierta noche en que cavilaba, completamente embebido en sus pensamientos, acerca del cumplimiento de sus propósitos y ardía en deseos de emprender el viaje, fue visitado por el Señor, que, viéndolo tan ansioso de gloria, lo atrae en visión hacia ella y lo ensalza hasta su cumbre más alta. Durante el sueño de aquella noche se le apareció un personaje que lo llamó por su nombre y lo condujo a un palacio, de una hermosa esposa, amplio y magnífico, lleno de armas militares, tales como relucientes escudos y otras piezas, que pendían de los muros, trofeos todos de glorias militares. Y, admirando gozosamente en silencio qué podría ser eso, preguntó de quién eran armas tan relucientes y palacio tan hermoso. Y tuvo por respuesta que todo aquello más el palacio era suyo y de sus soldados.

Al despertarse por la mañana, se levantó con especial alegría, pensando a lo mundano -como quien no había gustado todavía plenamente del espíritu de Dios- que con todo esto debería ser honrado como un príncipe magnífico. Y, juzgando la visión como presagio de bienandanza, se determinó a hacer el viaje a la Pulla para ser nombrado caballero por el referido conde. Tan inusitado era el gozo que le invadió, que producía admiración en muchos. A los que, extrañados de ello, le preguntaban por los motivos, les respondía: «Sé que he de llegar a ser gran príncipe».

6. Ya el día inmediatamente anterior a la visión mencionada hubo en él un rasgo de gran cortesía y nobleza que se cree pudo acaso ser ocasión de la misma. Todos los vestidos elegantes y costosos que recientemente se había hecho los había regalado aquel mismo día a un caballero pobre.

Luego de emprender el viaje y de haber llegado a Espoleto para continuar hasta la Pulla, se sintió enfermo. Empeñado, con todo, en llegar hasta la Pulla, se echó a descansar, y, semidormido, oyó a alguien que le preguntaba a dónde se proponía caminar. Y como Francisco le detallara todo lo que intentaba, aquél añadió: «¿Quién te puede ayudar más, el señor o el siervo?» Y como respondiera que el señor, de nuevo le dijo: «¿Por qué, pues, dejas al señor por el siervo, y al príncipe por el criado?» Y Francisco contestó: «Señor, ¿qué quieres que haga?» «Vuélvete -le dijo- a tu tierra, y allí se te dirá lo que has de hacer, porque la visión que has visto es preciso entenderla de otra manera».

Cuando se despertó empezó a pensar con suma diligencia en la visión. Y así como en la primera visión había quedado como fuera de sí por la gran alegría y soñando en prosperidad temporal, en ésta, en cambio, se recogió todo él interiormente, maravillado de la fuerza de la visión; y con tal viveza la meditó, que aquella noche no pudo reconciliar el sueño.

Luego que amaneció, alegre y sumamente gozoso se volvió a Asís a toda prisa, esperando se le declarara la voluntad del Señor, que le había mostrado estas cosas, y aguardando a que el mismo Señor le descubriera sus designios acerca de su salvación. Y, cambiando por completo de parecer, desistió de ir a la Pulla, deseoso de conformarse a la voluntad divina.

Capítulo III
Cómo el Señor visitó primero su corazón con admirable dulcedumbre,
y en virtud de ella empezó a progresar
por medio del desprecio de sí mismo y de todas las vanidades
y por medio de la práctica de la oración,
de las limosnas y del amor a la pobreza


7. Al cabo de no muchos días de su regreso a Asís, una tarde fue elegido por sus compañeros jefe de cuadrilla para que a su gusto hiciera los gastos (4). Mandó entonces preparar una opípara merienda, como tantas veces lo había hecho.

Cuando después de merendar salieron de la casa, los amigos se formaron delante de él e iban cantando por las calles; y él, con el bastón en la mano como jefe, iba un poco detrás de ellos sin cantar y meditando reflexivamente. Y sucedió que súbitamente lo visitara el Señor, y su corazón quedó tan lleno de dulzura, que ni podía hablar, ni moverse, ni era capaz de sentir ni de percibir nada, fuera de aquella dulcedumbre. Y quedó de tal suerte enajenado de los sentidos, que, como él dijo más tarde, aunque lo hubieran partido en pedazos, no se hubiera podido mover del lugar.

Como los amigos miraran atrás y le vieran bastante alejado de ellos, se volvieron hasta él; atemorizados, lo contemplaban como hombre cambiado en otro. Uno de ellos le preguntó, diciéndole: «¿En qué pensabas, que no venías con nosotros? ¿Es que piensan, acaso, casarte?» A lo cual respondió vivazmente: «Decís verdad, porque estoy pensando en tomar una esposa tan noble, rica y hermosa como nunca habéis visto otra». Pero ellos lo tomaron a chacota. Él, sin embargo, no lo dijo por sí, sino inspirado por Dios; porque la dicha esposa fue la verdadera religión que abrazó, entre todas la más noble, la más rica y la más hermosa en su pobreza.

8. Desde este momento empezó a mirarse como vil y a despreciar todo aquello en que antes había tenido puesto su corazón; todavía no de una manera plena, pues aún no había logrado librarse del todo de las vanidades mundanas. Mas, apartándose poco a poco del bullicio del siglo, se afanaba por ocultar a Jesucristo en su interior, y, queriendo ocultar a los ojos de los burlones aquella margarita que deseaba comprar a cambio de vender todas las cosas, se retiraba frecuentemente y casi a diario a orar en secreto. A ello le instaba, en cierta manera, aquella dulzura que había pregustado; visitábalo con frecuencia, y, estando en plazas u otros lugares, lo arrastraba a la oración.

Aunque ya de tiempo atrás era dadivoso con los pobres, sin embargo, desde entonces se propuso en su corazón no negar la limosna a ningún pobre que se la pidiese por amor de Dios, sino dársela con mayor liberalidad y abundancia de lo que acostumbraba. Así, siempre que algún pobre le pedía limosna hallándose fuera de casa, le socorría con dinero, si podía; si no llevaba dinero, le daba siquiera la gorra o el cinto, para que no marchara con las manos vacías. Mas, si no tenía nada de eso, se apartaba a un lugar oculto, se desnudaba de la camisa, y hacía ir con disimulo al pobre a ese lugar para que por Dios la recogiera. También compraba objetos propios para el decoro de las iglesias y secretamente los enviaba a los sacerdotes pobres.

9. Cuando, en ausencia de su padre, se quedaba en casa, aunque comiese él solo con su madre, partía para la mesa tanto pan como si la preparara para toda la familia. Si la madre le preguntaba por qué ponía tanto pan en la mesa, respondía que lo hacía así para poder dar limosna a los pobres, porque había hecho propósito de dar limosna a todo el que se la pidiera por amor de Dios. Su madre, que le amaba más que a los demás hijos, le permitía obrar así, no sin observar lo que hacía y admirándolo detenidamente en su corazón.

Pues así como antes le gustaba salir con los amigos cuando lo llamaban y tanto le atraía su compañía que muchas veces se levantaba de la mesa a medio comer, causando gran pena a sus padres por estas intempestivas salidas, así ahora tenía todo su corazón pendiente de ver u oír a algún pobre para darle limosna.

10. Trocado así por la gracia divina, aunque vestía todavía de seglar, deseaba estar en alguna ciudad donde, pasando por desconocido, pudiera despojarse de sus ropas para vestirse de préstamo con las de algún pobre y probar lo que era pedir limosna por amor de Dios.

Y sucedió que por entonces fuera como peregrino a Roma. Y, entrando en la iglesia de San Pedro, se paró a observar que los donativos de algunos eran exiguos, y se dijo para sí: «Mereciendo el príncipe de los apóstoles ser honrado con magnificencia, ¿cómo es que éstos ofrecen limosnas tan escasas en la iglesia donde reposa su cuerpo?» Y así, con gran fervor, metiendo la mano en su bolsa, la sacó con cuantas monedas pudo arramblar, y, echándolas por la ventanilla del altar, produjeron tanto ruido, que todos los presentes se quedaron admirados de la espléndida limosna.

Saliendo fuera de las puertas de la iglesia, donde había muchos pobres pidiendo limosna, recibió de prestado y secretamente los andrajos de un hombre pobrecillo, y, quitándose sus vestidos, se vistió los de aquél; y se quedó en la escalinata de la iglesia con otros pobres, pidiendo limosna en francés, pues le gustaba hablar esta lengua aunque no la hablaba correctamente.

Después, despojándose de estos vestidos del pobre, se vistió los suyos y retornó a Asís; y empezó a pedir al Señor que se dignara dirigir sus pasos. A nadie manifestaba su secreto, ni se valía en todo esto de otro consejo que el de sólo Dios, que había comenzado a dirigir sus pasos, y, a veces, del que pudiera darle el obispo de Asís. Es que entonces no veía en ninguno la verdadera pobreza, que buscaba por encima de todas las cosas de este mundo y en la cual deseaba vivir y morir.


Capítulo IV
Cómo empezó a vencerse a sí mismo con los leprosos
y a sentir dulzura en lo mismo que antes le causaba amargura


11. Como cierto día rogara al Señor con mucho fervor, oyó esta respuesta: «Francisco, es necesario que todo lo que, como hombre carnal, has amado y has deseado tener, lo desprecies y aborrezcas, si quieres conocer mi voluntad. Y después que empieces a probarlo, aquello que hasta el presente te parecía suave y deleitable, se convertirá para ti en insoportable y amargo, y en aquello que antes te causaba horror, experimentarás gran dulzura y suavidad inmensa».

Alegre y confortado con estas palabras del Señor, yendo un día a caballo por las afueras de Asís, se cruzó en el camino con un leproso. Como el profundo horror por los leprosos era habitual en él, haciéndose una gran violencia, bajó del caballo, le dio una moneda y le besó la mano. Y, habiendo recibido del leproso el ósculo de paz, montó de nuevo a caballo y prosiguió su camino. Desde entonces empezó a despreciarse más y más, hasta conseguir, con la gracia de Dios, la victoria total sobre sí mismo.

A los pocos días, tomando una gran cantidad de dinero, fue al hospital de los leprosos, y, una vez que hubo reunido a todos, les fue dando a cada uno su limosna, al tiempo que les besaba la mano. Al salir del hospital, lo que antes era para él repugnante, es decir, ver y palpar a los leprosos, se le convirtió en dulzura. De tal manera le echaba atrás el ver los leprosos, que, como él dijo, no sólo no quería verlos, sino que evitaba hasta el acercarse al lazareto. Y si alguna vez le tocaba pasar cerca de sus casas o verlos, aunque la compasión le indujese a darles limosna por medio de otra persona, siempre lo hacía volviendo el rostro y tapándose las narices con las manos. Mas por la gracia de Dios llegó a ser tan familiar y amigo de los leprosos, que, como dice en su testamento, entre ellos moraba y a ellos humildemente servía.

12. Transformado hacia el bien después de su visita a los leprosos, decía a un compañero suyo, al que amaba con predilección y a quien llevaba consigo a lugares apartados, que había encontrado un tesoro grande y precioso. Lleno de alegría este buen hombre, iba de buen grado con Francisco cuantas veces éste lo llamaba. Francisco lo llevaba muchas veces a una cueva cerca de Asís, y, dejando afuera al compañero que tanto anhelaba poseer el tesoro, entraba él solo; y, penetrado de nuevo y especial espíritu, suplicaba en secreto al Padre, deseando que nadie supiera lo que hacía allí dentro, sino sólo Dios, a quien consultaba asiduamente sobre el tesoro celestial que había de poseer.

Advirtiendo esto el enemigo del género humano, se esforzó en apartar a Francisco del bien emprendido haciéndole presa de temores y miedos. Había en Asís una mujer con una joroba muy deforme, y el demonio, apareciéndose al varón de Dios, le representaba la contrahecha mujer y le amenazaba con la maldición de semejante joroba si no desistía de su propósito. Pero el valerosísimo caballero de Cristo, con menosprecio de las amenazas del diablo, oraba con fervor dentro de la cueva para que Dios se dignara encaminar sus pasos.

Sufría grandes padecimientos y perplejidad de alma, y no podría descansar hasta que viera realizado el ideal concebido; era sacudido por diversos pensamientos que se iban sucediendo y perturbado duramente por su impertinencia. Ardía, con todo, en su interior el fuego divino, y no podía ocultar exteriormente el ardor de su alma; se dolía de haber pecado tan gravemente; ya no le deleitaban los males pasados ni presentes, pero todavía no había recibido la seguridad de preservarse de los futuros. Por eso, cuando salía de la cueva e iba donde su compañero, parecía transformado en otro hombre.

Capítulo V
Cómo le habló por primera vez el crucifijo y cómo desde entonces
llevó en su corazón la pasión de Cristo hasta su muerte


13. Un día en que invocaba con más fervor la misericordia de Dios, le manifestó el Señor que en breve se le diría lo que había de hacer. Con esto se llenó de tal gozo, que, no pudiendo contener la alegría, aun sin querer decía al oído de los hombres algo de estos secretos. Pero hablaba con cautela y enigmáticamente, diciendo que no quería ir a la Pulla y que en su patria llevaría a cabo cosas grandes y nobles.

Sus compañeros, que lo veían tan cambiado y tan alejado de ellos en sus pensamientos, aunque a veces los acompañara corporalmente, de nuevo le preguntaron, como chanceándose: «Pero ¿es que piensas en casarte, Francisco?» A lo que contestó con palabras enigmáticas, como arriba queda dicho.

A los pocos días, cuando se paseaba junto a la iglesia de San Damián, percibió en espíritu que le decían que entrara a orar en ella. Luego que entró se puso a orar fervorosamente ante una imagen del Crucificado, que piadosa y benignamente le habló así: «Francisco, ¿no ves que mi casa se derrumba? Anda, pues, y repárala». Y él, con gran temblor y estupor, contestó: «De muy buena gana lo haré, Señor». Entendió que se le hablaba de aquella iglesia de San Damián, que, por su vetusta antigüedad, amenazaba inminente ruina. Con estas palabras fue lleno de tan gran gozo e iluminado de tanta claridad, que sintió realmente en su alma que había sido Cristo crucificado el que le había hablado.

Saliendo de la iglesia, encontró a un sacerdote sentado junto a ella, y, metiendo la mano en su bolsa, le ofreció cierta cantidad de dinero, diciéndole: «Te ruego, señor, que compres aceite y cuides de que luzca continuamente una lámpara ante este crucifijo. Y, cuando se acabe este dinero, yo te daré de nuevo lo que fuere necesario para lo mismo».

14. Desde aquel momento quedó su corazón llagado y derretido de amor ante el recuerdo de la pasión del Señor Jesús, de modo que mientras vivió llevó en su corazón las llagas del Señor Jesús, como después apareció con toda claridad en la renovación de las mismas llagas admirablemente impresas en su cuerpo y comprobadas con absoluta certeza.

Después fueron tantas las mortificaciones con que maceró su cuerpo, que, así sano como enfermo, fue austerísimo y apenas o nunca condescendió en darse gusto. Por esto, estando ya para morir, confesó que había pecado mucho contra el hermano cuerpo.

Un día iba solo cerca de la iglesia de Santa María de la Porciúncula llorando y sollozando en alta voz. Un hombre espiritual que lo oyó, pensó que sufriría alguna enfermedad o dolor. Y, movido de compasión, le preguntó por qué lloraba. Y él le contestó: «Lloro la pasión de mi Señor, por quien no debería avergonzarme de ir gimiendo en alta voz por todo el mundo». Y el buen hombre comenzó, asimismo, a llorar, juntamente con él, también en alta voz.

Muchas veces, cuando se levantaba de orar, aparecían sus ojos recargados de sangre, porque había llorado amargas lágrimas. Y no sólo se afligía llorando, sino que se privaba de comida y de bebida en memoria de la pasión del Señor.

15. Así, cuando se sentaba a la mesa de seglares y le presentaban viandas gustosas al paladar, apenas las probaba, alegando alguna excusa para que no pareciese que las dejaba por mortificación. Y, cuando comía con los hermanos, muchas veces echaba ceniza en la comida, diciéndoles, como tapadera de su mortificación, que la hermana ceniza es casta.

Una vez que se sentó a comer le dijo un hermano que la Santísima Virgen era tan pobrecilla, que a la hora de comer no tenía nada que dar a su Hijo. Oyendo esto el varón de Dios, suspiró con gran angustia, y, apartándose de la mesa, comió el pan sobre la desnuda tierra.

Muchas veces, cuando se sentaba a comer, al poco de empezar se paraba y ni comía ni bebía, suspendido en la consideración de cosas celestiales; entonces no quería que le importunaran con palabras, y exhalaba profundos suspiros del corazón. Avisaba a sus hermanos que siempre que le oyeran dar tales suspiros, alabaran a Dios y rogaran por él con fidelidad.

Hemos dicho incidentalmente estas cosas acerca de sus llantos y abstinencias para demostrar que, desde la visión y alocución de la imagen del crucifijo, fue hasta su muerte imitador de la pasión de Cristo.

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