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jueves, septiembre 15, 2005

Padre Kolbe Santo


Leyendo la historia de Eugenio Laguarda, me trajo memorias del Padre Kolbe del cual conocía su Martirio, su muerte dando la vida por otro, pero no su vida. Así investigando di con ella y me sorprendió aun más, me hace sentir miserable, pecador y me avergüenza ser quien soy ante la gloria y el poder de Dios, el amor de la Virgen y la humildad de sus Santos.....

http://www.corazones.org/santos/maximiliano.htm
http://www.corazones.org/santos/maximiliano2.htm

Extractos:

"Mama, cuando me reprochaste, pedí mucho a la Virgen me dijera lo que seria de mi. Lo mismo en la iglesia, le volví a rogar. Entonces se me apareció la Virgen, teniendo en las manos dos coronas: una blanca y otra roja. Me miro con cariño y me pregunto si quería esas dos coronas. La blanca significaba que perseveraría en la pureza y la roja que seria mártir. Conteste que las aceptaba... (las dos). Entonces la Virgen me miro con dulzura y desapareció".


He aquí un diálogo del padre Kolbe con los jóvenes:
-¡Quiero que sean santos y grandes santos!

-Padre, ¿no le parece pedir demasiado?

-¡No! La santidad no es un lujo, sino un deber y un compromiso de familia. Dios lo quiere: "¡Sed santos, porque yo soy santo!", Todo hijo ha de imitar a su madre. Nuestra madre es la Inmaculada, la santa. Por eso debemos ser santos.

-Pero ser santo ¿no es algo engorroso?

-No, muchachos, es lo más sencillo y fácil. ¿Tienen una tiza? Pues bien, aquí sobre el pizarrón voy a escribir la fórmula de la santidad. ¡Cómo es de simple!
Escribe: v = V = S

-Es apenas una ecuación. La v minúscula es nuestra voluntad. La V mayúscula es la voluntad de Dios. Cuando estas voluntades chocan, es el dolor, el sufrimiento. Cuando estas dos voluntades se identifican, cuando nuestra voluntad se identifica con la de Dios, es la santidad, es la paz del corazón. ¡Que sencillo es! ¿Verdad? (En Winowsca p.153)

"La vida es breve, Hemos de emplear todo nuestro tiempo... Se vive una sola vez. Es necesario ser santos, no a medias, sino totalmente, para gloria de la Inmaculada y la mayor gloria de Dios" (En Ricciardi p.306).

Hizo una modificación de la consigna de San Ignacio enseñando que:
"No sólo ad maiorem Dei gloriam, sino ad maximam Dei gloriam "
(No solo para gloria de Dios sino para la máxima gloria de Dios)

"¡Todo esto se aprende de rodillas! (En Winowka p. 154).

1 Comments:

At 7:47 p.m., Blogger m said...

Qué hermoso!! Gracias.

 

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