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domingo, septiembre 25, 2005

Bebes comprados, vendidos, comercializados...

Esto, es lo que genera la mente y la "inteligencia" humana hoy en día... una lástima.

El 17 de abril pasado, un reportaje en otro periódico británico, el Observer, alegaba que se pagaba a las mujeres ucranianas por vender sus fetos a las clínicas. Los tejidos se utilizan para tratamientos de belleza que presumiblemente rejuvenecen la piel y para curar enfermedades. El Observer afirmaba que se a las mujeres se les pagaban 100 libras (182 dólares) por feto, que luego era vendido en Rusia por más de 5.000 libras (9.100 dólares).

¿Pero que es lo que pasa aquí?
¿Ahora se "compran" fetos para crear productos de belleza?

Hasta que grado puede llegar la bestialidad humana. ¿Te hubiera gustado saber que tus padres te regalaron para que te hicieran pomada para que una mujer sin alma, ni corazón, se la untara en la cara? ¿O que tu murieras, para salvar la vida de otra persona sin tu consentimiento y sin razón de ser?

Esto es lo que crea el "progreso" actual... cuando este ya no se rige por el valor de la vida y la persona, si no por el simple hecho de tener el "poder" de hacer las cosas.

Y que decir de la gran moral y humanidad de los "científicos" expertos del mundo:

Por su parte, el científico que creó la oveja Dolly, Ian Wilmut, sostenía que se deberían usar las células madre de embriones humanos, para salvar a los animales de ser utilizados en las pruebas. El periódico escocés Herald informaba el 8 de septiembre de que Wilmut sostenía que esta investigación sería «más ética».En un discurso en la facultad de veterinaria de la Universidad de Glasgow, Wilmut declaró que estudiar las enfermedades humanas incurables creando embriones y clonándolos como líneas de células salvaría «potencialmente a muchos miles de animales».

¿En estos individuos son los que se confía la gente? ¿Estos son sus expertos en ciencia, la fuente del progreso, el bienestar y la felicidad humana? Perferiría morir en las fauces de un león en un lejano y antiguo Circus Maximus...

Sin palabras.

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